Partido Comunista Internacional
El Partido Comunista N. 7 - septiembre de 2016
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órgano del partido comunista internacional
Lo que distingue a nuestro partido: – la línea de Marx a Lenin a la fundación de la III Internacional y del Partido Comunista de Italia a Livorno 1921, a la lucha de la Izquierda Comunista Italiana contra la degeneración de Moscú, al rechazo de los Frentes Populares y de los bloques partisanos – la dura obra de restauración de la doctrina y del órgano revolucionario, en contacto con la clase obrera, fuera del politiqueo personal y electorero

– Venezuela: Clarificar el papel del reformismo

Rescatemos la huelga como arma de lucha de la clase obrera: Algunas notas de Lenin sobre las huelgas - Contra el derecho a huelga y todo argumento constitucional - Los sindicatos actuales y las huelgas - Servicios esenciales, de utilidad pública y mínimos, recursos de las leyes para limitar o prohibir las huelgas - La huelga legal es la anti-huelga - La legalidad mata la huelga y deja a los trabajadores desarmados ante el patrón - Contra el derecho a huelga y todo argumento constitucional - Rescatemos las formas de organización y lucha de la clase obrera Organicemos el sindicato de clase!!

– Venezuela:
     - La anti-huelga en Corpoelec
     - Los sindicaleros de Pdvsa montan su circo electorero
     - Los trabajadores tribunalicios no escapan de la crisis

Huelga de los maestros en México desencadena la represión del gobierno

Las manifestaciones en Francia contra la ley “El Khomri” y la actitud ambigua de la Cgt

– VIDA DE PARTIDO:
     - Reunión general del partido en Cortona, 21 y 22 de mayo 2016
     - Reunión del partido en Venezuela

 

 






Venezuela
CLARIFICAR EL PAPEL DEL REFORMISMO

El boom mediático de los grupos y partidos activistas de la izquierda reformista (parlamentarista o no) e incluso de eso que llaman centro-izquierda o ala de “izquierda” de los partidos conservadores llamados de derecha, ha sido, la llamada revolución bolivariana venezolana, que ha levantado las banderas de lo que su líder llamaba el “Socialismo del Siglo XXI”. Una miríada de grupitos, movimientos sociales y partidos del espectro oportunista internacional ha corrido a manifestar su respaldo al “proceso de cambios” en curso en Venezuela y que se ha expandido hacia Ecuador, Bolivia, Argentina, Brasil, Uruguay, Paraguay, Nicaragua, Honduras y El Salvador, y que ha incorporado a los veteranos oportunistas cubanos. Las maniobras diplomáticas de los EEUU y los embates de la crisis capitalista, han conducido a una pérdida del control de gobiernos como los de Argentina, Paraguay, Honduras y posiblemente Brasil, por parte de esta corriente reformista que ha venido creciendo en los últimos años y que ha dado oxigeno a la acumulación de capital de China principalmente, aunque también de otras potencias como Rusia.

La verdad es que al igual que Cuba, China y Rusia, la revolución bolivariana es una farsa y su programa no tiene nada que ver con el socialismo, aunque sus dirigentes se encarguen a cada hora y a cada minuto de declararlo en todos los medios a disposición como única forma de “diferenciarse” de sus opositores de derecha.

En Venezuela impera un Capitalismo de Estado. Antes de que el chavismo llegara al gobierno ya Venezuela se regía por un Capitalismo de Estado, dependiente de la renta petrolera. Hoy sigue siendo lo mismo, aunque el chavismo manifiesta que ahora esa renta se usa para favorecer al pueblo.

La novedad del chavismo fue que logró entusiasmar de nuevo a las masas en su creencia en la democracia (que ahora ellos llaman participativa y protagónica) y en la idea de que el gobierno representa los intereses de los pobres. Es decir, el chavismo aportó una salida política a la crisis económica de las décadas de los 80 y 90 y le permitió a la burguesía y al imperialismo dar continuidad a la explotación capitalista en un ambiente de paz social.

Aprendiendo de la experiencia de los oportunistas cubanos los oportunistas venezolanos promueven la matriz mediática de que la crisis es inducida por una guerra económica implementada por el empresariado, los oportunistas de derecha y el imperialismo. Esta es la misma matriz que han impulsado los oportunistas en Argentina, Brasil, Bolivia y Ecuador.

¿Rumbo al socialismo?
No, para nada. El rumbo de la economía venezolana es capitalista en todos los sentidos. Las empresas (públicas y privadas) producen mercancías sobre la base de la explotación del trabajo asalariado. El acceso a los productos y servicios se logra solo a cambio de dinero, incluso cuando se accede a ellos a través de los CLAP.

¿Combate a la burguesía?
No, para nada. Más allá de los discursos altisonantes en los que los líderes del chavismo declaran contra la burguesía, el gobierno se ha ocupado de garantizar las condiciones para que los capitalistas de la banca, la industria, el comercio y los servicios alcancen los más altos márgenes de ganancias. El chavismo, aplicando un cóctel de keinesianismo, de new deal rooseveltiano, liberalismo económico y de fascismo, ha usado la renta petrolera para transferirla a la burguesía a través de las llamadas misiones sociales o socialistas, que le permitieron a las empresas capitalistas nacionales y trasnacionales (como el caso de las cubanas, argentinas, uruguayas, nicaragüenses, brasileñas, chinas, rusas, portuguesas, estadounidenses, etc.) participar en mercados de consumidores antes fuera de su alcance. Llegar con las misiones a los estratos de la población de bajos ingresos con alimentos, medicinas, celulares, electrodomésticos, viviendas, vehículos, servicios de salud, etc., fue el gran negocio para la colocación de mercancías de diferentes procedencias y la ampliación del mercado de consumidores en Venezuela. Este éxito económico hoy se ve amenazado por la caída sostenida de los precios del petróleo.

Ahora, dentro de una nueva Gran Misión, denominada “Abastecimiento Soberano”, plantean la aberración demagógica del “Comercio Socialista” (¿?!!!) como recurso polítiquero que permite reducir costos en la venta de alimentos y productos de higiene personal escasos, a través de la organización de los habitantes de los barrios en Comités Locales de Abastecimiento y Producción (CLAP) y con esto seguir garantizándole mercado a las mercancías de las diferentes empresas capitalistas de estas áreas. Esta demagógica misión no solo le permite al gobierno poner algo de orden en la entrega de la escaza renta petrolera al empresariado capitalista sino recuperar el apoyo de las masas, cuyo descontento ha venido creciendo por el desabastecimiento y los altos precios de los alimentos y productos de higiene personal y que amenaza con convertirse en un factor que lo conduzca a perder las venideras elecciones de gobernadores y el referéndum (si se realiza) o las elecciones presidenciales. Estos oportunistas han demostrado gran habilidad en la manipulación mediática y en la combinación de la politiquería populista con las acciones económicas dirigidas a garantizarle mercado y márgenes de ganancias a la producción capitalista nacional y trasnacional. Sin embargo, pese al esfuerzo mediático de presentar a los CLAP como una solución a la distribución de alimentos y productos de higiene personal, “alternativa al capitalismo”, siguen presentes las largas colas de la población en la búsqueda de productos esenciales, siguen actuando los revendedores a precios especulativos y aumentan las denuncias de que los CLAP no cumplen con sus entregas, o no atienden a todos o que también se integran a las redes de la corrupción. Se han presentado disturbios de cierta importancia tales como saqueos y enfrentamientos de facciones entre el chavismo y las masas del PSUV (partido de gobierno) que son minimizados en los medios de comunicación social y convertidos en sustrato para el enfrentamiento electorero entre chavistas y oposición por el control del gobierno. Mientras tanto aumenta la presencia de los militares en casi todo el ámbito administrativo del gobierno.

Floreció en este período una nueva mafia de corruptos, que reemplazó a las del período anterior, llamado por los chavistas IV República. Civiles y militares se hicieron ricos de la noche a la mañana a partir de la corrupción que floreció en todas las instancias gubernamentales y que se ha venido arreciando con la agudización de la crisis capitalista.

¿Anti-imperialistas?
No, para nada. Los chavistas mantienen un discurso de enfrentamiento al gobierno norteamericano, con el que sin embargo sostienen negocios petroleros. Sin embargo todas sus medidas económicas orientadas a captar inversiones extranjeras, desarrollan facilidades para la explotación capitalista y el aseguramiento de ganancias a las trasnacionales. Por otro lado, no dan el mismo trato político a China o Rusia a cuyos gobiernos califican como socialistas y progresistas.

¿Gobiernan para los trabajadores?
No, para nada. El gobierno burgués de los chavistas se ha dedicado a modernizar las leyes existentes para convertir toda protesta obrera en delito común regulado por el Código Penal. Adicionalmente el gobierno ha declarado muchas áreas urbanas e industriales como “Zonas de Seguridad”, donde están prohibidas las movilizaciones y protestas. Aun con el predominio de sindicatos del régimen que desmovilizan a los trabajadores y concilian con los patronos, ha crecido la lista de sindicalistas presos o con expedientes abiertos en tribunales. En vez de la reducción de la jornada de trabajo cacareada por el gobierno, se ha pasado a una intensificación y extensión de la jornada de trabajo. Todo el marco legal hace imposible la huelga indefinida y sin servicios mínimos. Así mismo hay un conjunto de actividades que han sido catalogadas como “esenciales” y por tanto sujetas a la negación de las huelgas.

Con la denuncia constante de “amenazas” de intervención imperialistas y de conspiraciones desestabilizadoras y golpistas, el gobierno de los chavistas ha ejecutado la violencia virtual y cinética contra las luchas de los trabajadores, siempre contando con la colaboración de las diferentes centrales y federaciones sindicales.

La política salarial del gobierno de aumentos por decreto presidencial en paralelo con el retraso en la firma de los contratos colectivos en complicidad con los sindicatos, en lugar de orientarse a mejorar el nivel de vida de los trabajadores solo persigue garantizar el dinero circulante en la economía para que se intercambien las mercancías y garantizar la acumulación de capital y la ganancia empresarial. Aunque el gobierno burgués incrementa anualmente el salario mínimo nominal la tendencia es a la caída constante del salario real.

Cada vez que una empresa nacional o trasnacional ha entrado en crisis y ha cerrado o amenazado con cerrar, el gobierno ha salido en su auxilio con financiamiento o ha realizado “expropiaciones” que le han permitido a los capitalistas retirarse de negocios no rentables con sustanciales compensaciones financieras por empresas quebradas o declarando el demagógico control obrero. Con estas acciones el gobierno ha impulsado matrices mediáticas que buscan darle una fachada socialista mientras oxigena y profundiza la explotación capitalista y asume la carga de las empresas quebradas de la burguesía.

En el capitalismo no es posible un gobierno obrero, que es solo una farsa inventada los oportunistas. El único gobierno obrero posible es la Dictadura del Proletariado que solo podrá surgir solo de la insurrección violenta de la clase obrera bajo la dirección de su partido comunista y que tendrá como misión acabar con el dominio de clase y conducir la transformación socialista hacia una sociedad sin clases, sin propiedad privada, sin mercancías, sin dinero, sin Estado, sin patrón.

¿Confrontación entre capitalismo y socialismo?
No. No para nada. La confrontación entre los chavistas en el gobierno y la oposición de derecha no es una confrontación entre capitalismo y socialismo como lo quieren hacer ver las campañas mediáticas de ambos bandos politiqueros. Solo se disputan el control del gobierno para administrar los intereses de la burguesía. Solo son el reflejo de contradicciones interburguesas e interimperialistas por el control del gobierno y de la renta petrolera.

Nada nuevo bajo el sol.

La llamada “revolución” venezolana no presenta nada nuevo a las masas trabajadoras que ya no hayan presentado todos los oportunistas en diferentes partes del mundo, que han proclamado como socialista a la misma república burguesa, que han mantenido las mismas relaciones de producción capitalistas, que se han pretendido ocultar detrás de una fraseología falsamente revolucionaria que reivindica frases contrarrevolucionarias como “patria socialista”, “comercialización socialista”, “empresa socialista”, etc.

La crisis capitalista internacional sigue su curso, dinamizando la contradicción entre el proletariado y la burguesía. La clase obrera deberá necesariamente reanudar la lucha de clase y alinearse con su partido, el partido comunista internacional, para romper con los sindicatos del régimen y dar la espalda a los llamados a la defensa de la patria y a todos los falsos socialismos que buscan oxigenar a la burguesía y al régimen de explotación capitalista.

 

 

 

 



RESCATEMOS LA HUELGA COMO ARMA DE LUCHA DE LA CLASE OBRERA

La legalidad mata la huelga y deja a los trabajadores desarmados ante el patrón. Esta afirmación, que nace del balance de la experiencia histórica de los trabajadores asalariados, la hemos divulgado con insistencia en nuestra propaganda y lo seguiremos haciendo.

Hoy, igual que ayer, hemos visto en todos los países conflictos obreros que confirman esta afirmación. Hemos visto huelgas en las que se observa la alianza traidora entre patronos y sindicaleros, que venden la postergación de las discusiones de los Contratos Colectivos a cambio de bonos fraccionados. El objetivo ha sido claro: bajar los costos de producción para la empresa. Estos bonos cancelados por trabajador (pagaderos en una o varias partes), representan un ahorro para las empresas por aumentos salariales no cancelados o reivindicaciones no cumplidas. A este tipo de arreglos con el patrón han conducido muchos conflictos los sindicatos actuales.

Hemos visto como las centrales y federaciones sindicales actuales hacen todo lo posible por evitar que los trabajadores inicien la huelga. Pero, luego que los trabajadores inician el conflicto, se encargan de velar por el cumplimiento de los servicios mínimos y por demostrar que se mantienen dentro de la ley, a la espera del mejor momento para entregar el conflicto sin alcanzar ninguna conquista reivindicativa.

Todos los conflictos obreros tienen en común la presencia de dirigentes traidores y el apego a la legalidad por parte del sindicato. Solo con excepciones, algunos núcleos de trabajadores de la base, se enfrentan a las posiciones traidoras y patronales de los sindicaleros.

Los trabajadores, al momento de lanzarse a la lucha no deben caer en la provocación del patrón y los sindicaleros, de debatir sobre si la huelga es legal o ilegal. Para los trabajadores lo importante es tener claro si la huelga es justa, si las reivindicaciones planteadas son las correctas y si el sindicato ha asumido todos los preparativos organizativos y logísticos para lanzarse a la confrontación con el patrón en las mejores condiciones.

La huelga avisada al patrón y que cumple con los servicios mínimos es la ANTI-HUELGA, y es la base de las derrotas de la clase obrera en sus confrontaciones con los patronos.

La lucha de clases no nace de una visión ideológica de la sociedad que los comunistas promovamos entre los trabajadores, sino que es el producto material de las contradicciones del capitalismo, estudiado por el marxismo de modo científico. Las burguesías nacionales por lo tanto, se preparan y levantan nuevos muros, reforzando viejas murallas en defensa de su régimen, contra la ola de lucha de clases que está madurando.

Esta acción es determinada por las leyes de la economía capitalista, y no es el producto de una determinada idea política – que el reformismo llama neoliberalismo – lo cual se confirma en el hecho de que estas leyes se llevan a cabo en varios países por los gobiernos burgueses de todos los colores. Por lo tanto, a escala mundial, se presentan las mismas leyes del capitalismo, las mismas soluciones de sus gobiernos y la misma necesaria orientación de la lucha para los trabajadores.

Hoy más que nunca, es preciso que los trabajadores retomen la HUELGA como arma en la lucha de clase contra el capital. La clarificación de los asalariados sobre éste y otros temas es nuestra tarea; la tarea del PARTIDO COMUNISTA INTERNACIONAL.

Por eso, mientras diferentes factores políticos del oportunismo llaman a los trabajadores a unirse en torno a fórmulas vacías (levantadas sobre el discurso demagógico de la "democracia sindical") que solo persiguen la sumatoria de votos para alcanzar el control burocrático de las directivas sindicales; el Partido Comunista Internacional llama a la unidad del proletariado en torno al programa de transformación revolucionaria de la sociedad y al rescate de las formas clasistas de organización y lucha de los trabajadores.

Reiteramos nuestro llamado a los hombres y mujeres que integran las filas del proletariado, a adherirse a nuestro partido y a trabajar colectivamente por el fortalecimiento y ampliación de la propaganda revolucionaria entre la clase obrera.


Algunas notas de Lenin sobre las huelgas

La huelga es la paralización total de la producción y de las operaciones de diferente índole que desarrollan una o varias empresas capitalistas, a consecuencia de declararse los trabajadores en paro, es decir, de negarse a cumplir con su jornada de trabajo.

Aunque hoy los oportunistas han llegado a plantear que las huelgas ya no tienen sentido para el movimiento sindical y que incluso resultan contraproducentes para los asalariados, la historia ha confirmado todo lo contrario. Cada avance alcanzado por los trabajadores tanto en sus luchas por reivindicaciones inmediatas, como en la lucha política de toda la clase obrera contra toda la clase burguesa, ha tenido en la acción huelgaria una forma de lucha principalísima. Hoy, al igual que ayer, solo el rescate de la huelga, como forma de lucha de la clase obrera, le permitirá a los trabajadores avanzar reivindicativa y políticamente.

En un trabajo escrito por Lenin a fines de 1899 y publicado por primera vez en 1924, en la revista "Proletársaia Revolutsia", se hace una exposición sobre las huelgas y vamos a permitirnos presentar amplias citas de éste. Veamos:

     «¿Por qué la gran producción fabril conduce siempre a las huelgas? Porque el capitalismo lleva necesariamente a la lucha de los obreros contra los patronos, y cuando la producción se realiza en gran escala, esa lucha se convierte necesariamente en lucha huelguística.
     «... Entre patronos y obreros existe una lucha constante por el salario: el patrono tiene libertad para contratar al obrero que le venga en gana, por lo cual busca el más barato. El obrero tiene libertad para alquilarse al patrono que quiera, y busca el más caro, el que pague más. Trabaje en el campo o en la ciudad, alquile sus brazos a un terrateniente, a un campesino rico, a un contratista o a un fabricante, el obrero siempre regatea con el patrono, lucha contra él por el salario.
     «¿Pero puede sostener esta lucha por sí solo? Cada vez es mayor el número de obreros: los campesinos se arruinan y emigran a las aldeas de las ciudades y a las fábricas. Los terratenientes y los fabricantes introducen máquinas, que dejan sin trabajo a los obreros. En las ciudades aumentan sin cesar el número de desocupados y en las aldeas el de gente reducida a la miseria; la existencia de un pueblo hambriento hace que bajen cada vez más los salarios. Al obrero le resulta imposible luchar él solo contra el patrono. Si exige mejor salario o no acepta la rebaja del mismo, el patrono contestará: vete a otra parte, son muchos los hambrientos que esperan a la puerta de la fábrica y estarán contentos de trabajar aunque sea por un salario bajo».

Para no llegar a verse reducidos a la más extrema miseria,
     «... los obreros inician la lucha más porfiada. Como advierten que cada uno de ellos por sí solo nada puede, y que pende sobre él la amenaza de perecer bajo el yugo del capital, los obreros empiezan a alzarse juntos contra sus patronos. Comienzan las huelgas obreras. Al principio es frecuente que los obreros no tengan ni siquiera una idea clara de lo que tratan de conseguir, no comprenden por qué actúan así: simplemente rompen las máquinas y destruyen las fábricas. Lo único que desean es dar a conocer a los patronos su indignación, prueban sus fuerzas mancomunadas para salir de una situación insoportable, sin saber aún por qué su situación es tan desesperada y cuales deben ser sus aspiraciones.
     «En todos los países, la indignación de los obreros comenzó con disturbios aislados, o motines, como los llaman en nuestro país la policía y los patronos. En todos los países, los disturbios dieron lugar, por un lado, a huelgas más o menos pacíficas y, por otro, a una lucha multilateral de la clase obrera por su emancipación.
     «¿Cual es la significación de las huelgas (o paros) en la lucha de la clase obrera? Para responder a esta pregunta debemos tener primero una visión más amplia de las huelgas. Si el salario del obrero se determina – como hemos explicado – por un convenio entre el patrón y el obrero, y si cada obrero por sí solo es en todo sentido impotente, resulta claro que los obreros deben necesariamente defender juntos sus reivindicaciones, recurrir a las huelgas para impedir que los patronos rebajen el salario o para lograr un salario más alto. Y, en efecto, no existe país capitalista alguno en el que no estallen huelgas obreras. En todos los países europeos y en América, los obreros se sienten impotentes cuando actúan individualmente; sólo pueden oponer resistencia a los patronos si están unidos, bien declarándose en huelga, bien amenazando con ella. Y cuanto más se desarrolla el capitalismo, cuanto mayor es la rapidez con que crecen las grandes fábricas, cuanto más son desplazados los pequeños capitalistas por los grandes, más imperiosa es la necesidad de una resistencia conjunta de los obreros, porque se agrava la desocupación, se agudiza la competencia entre los capitalistas, que tratan de producir las mercancías lo más baratas posible (para lo cual es preciso pagar a los obreros lo menos posible), y se acentúan las oscilaciones de la industria y las crisis. Cuando la industria prospera, los patronos obtienen grandes beneficios y no piensan en compartirlos con los obreros; pero durante las crisis tratan de cargar las pérdidas sobre los obreros...».

     «Pero las huelgas, que son determinadas por la naturaleza misma de la sociedad capitalista, significan el comienzo de la lucha de la clase obrera contra esa estructura de la sociedad. Cuando los potentados capitalistas se enfrentan a obreros desposeídos que actúan individualmente, ello equivale a la total esclavización de los obreros. Pero cuando estos obreros desposeídos se unen, la cosa cambia. No hay riquezas que puedan reportar provecho a los capitalistas, si éstos no encuentran obreros dispuestos a trabajar con los instrumentos y los materiales de los capitalistas, y a producir nuevas riquezas. Cuando los obreros se enfrentan individualmente con los patronos, siguen siendo verdaderos esclavos, que trabajan siempre para un extraño por un pedazo de pan, como asalariados siempre sumisos y silenciosos. Pero cuando proclaman juntos sus reivindicaciones y se niegan a someterse a quien tiene la bolsa de oro, entonces dejan de ser esclavos, se convierten en hombres y comienzan a exigir que su trabajo no sólo sirva para enriquecer a un puñado de parásitos, sino que permita a los trabajadores vivir como seres humanos. Los esclavos comienzan a presentar la reivindicación de convertirse en dueños: trabajar y vivir, no como quieran los terratenientes y los capitalistas, sino como quieran los propios trabajadores.
     «Las huelgas infunden siempre tal espanto a los capitalistas porque comienzan a hacer vacilar su dominio. "Todas las ruedas se detienen, si así lo quiere tu brazo vigoroso", dice sobre la clase obrera una canción de los obreros alemanes. En efecto: las fábricas, las fincas de los terratenientes, las máquinas, los ferrocarriles, etc., etc., son, por decirlo así, ruedas de un enorme mecanismo: este mecanismo suministra distintos productos, los elabora, los distribuye adonde es menester. Todo este mecanismo lo mueve el obrero, que cultiva la tierra, extrae el mineral, elabora las mercancías en las fábricas, construye casas, talleres y líneas férreas. Cuando, los obreros se niegan a trabajar, todo este mecanismo amenaza con paralizarse (...)
     «Cada huelga recuerda a los obreros que su situación no es desesperada y que no están solos. Véase que enorme influencia ejerce una huelga, tanto sobre los huelguistas como sobre los obreros de las fábricas vecinas o próximas, o de las fábricas de la misma rama de industria. En tiempos normales, pacíficos, el obrero arrastra en silencio su carga, no discute con el patrono ni reflexiona sobre su situación. Durante una huelga, proclama en voz alta sus reivindicaciones, recuerda al patrono todos los atropellos de que ha sido víctima, proclama sus derechos, no piensa en sí solo ni en su salario exclusivamente, sino que piensa también en todos sus camaradas, que han abandonado el trabajo junto con él y que defienden la causa obrera sin temor a las privaciones. Toda huelga acarrea al obrero gran número de privaciones, terribles privaciones, que sólo pueden compararse con las calamidades de la guerra: hambre en la familia, pérdida del salario, a menudo detenciones, expulsión de la ciudad donde vivía y trabajaba. Y a pesar de todas estas calamidades, los obreros desprecian a quienes abandonan a sus camaradas y entran en componendas con el patrono. A pesar de las calamidades de la huelga, los obreros de las fábricas vecinas sienten entusiasmo cuando ven que sus camaradas han iniciado la lucha. "Los hombres que resisten tales calamidades para quebrar la oposición de un burgués, sabrán quebrar también la fuerza de toda la burguesía", decía un gran maestro del socialismo, Engels, hablando de las huelgas de los obreros ingleses.
     «Con frecuencia, basta que se declare en huelga una fábrica para que inmediatamente comience una serie de huelgas en otras muchas fábricas. ¡Tan grande es la influencia moral de las huelgas, tan contagiosa es la influencia que sobre los obreros ejerce el ver a sus camaradas que, aunque sólo sea temporalmente, se convierten de esclavos en personas con los mismos derechos que los ricos! Toda huelga infunde con enorme fuerza, a los obreros, la idea del socialismo: la idea de la lucha de toda la clase obrera por su emancipación del yugo del capital. Es muy frecuente que, antes de una gran huelga, los obreros de una fábrica o de una industria o una ciudad cualquiera no conozcan casi el socialismo ni piensen en él, pero que después de la huelga se extiendan cada vez más entre ellos los círculos y las asociaciones, y sean más y más los obreros que se hacen socialistas».

A esta altura de la cita queremos reafirmar el pavor que siente la burguesía ante las huelgas; porque entienden que las huelgas contienen un germen subversivo mucho más potente que cualquier movimiento guerrillero o terrorista. Es precisamente por esto que la burguesía siempre reprimió cualquier conato de huelga, aún tratándose de acciones aisladas y protagonizadas por núcleos pequeños de trabajadores. La represión contra las huelgas se complementó con el tiempo con el desarrollo de una legalidad que reconocía el "derecho a huelga", pero que con este reconocimiento la castraba y, en la práctica, la negaba. Este fue un proceso histórico que se dio paralelo al proceso de legalización de los sindicatos y su absorción y subordinación por parte del Estado Burgués.

     «La huelga enseña a los obreros a comprender cuál es la fuerza de los patronos y cual la de los obreros: enseña a pensar, no sólo en su patrono ni en sus camaradas más próximos, sino en todos los patronos, en toda la clase capitalista y en toda la clase obrera. Cuando un patrono que ha amasado millones a costa del trabajo de varias generaciones de obreros, no accede al más modesto aumento del salario e inclusive intenta reducirlo todavía más si los obreros ofrecen resistencia, arroja a la calle a miles de familias hambrientas, entonces resulta claro para los obreros que toda la clase capitalista es enemiga de toda la clase obrera, y que los obreros pueden confiar sólo en sí mismos y en su acción unida. Ocurre muy a menudo que un patrono trata de engañar a todo trance a los obreros, de presentarse ante ellos como un bienhechor, de encubrir la explotación de sus obreros con una dádiva cualquiera, con cualquier promesa falaz. Cada huelga destruye siempre de golpe este engaño, mostrando a los obreros que su "bienhechor" es un lobo con piel de cordero.
     «Pero la huelga, además, abre los ojos a los obreros, no sólo en lo que se refiere a los capitalistas, sino también en lo que respecta al gobierno y a las leyes. Del mismo modo que los patronos se esfuerzan por aparecer como bienhechores de los obreros, así también los funcionarios y sus lacayos se esfuerzan por convencer a los obreros de que el zar y el gobierno zarista se preocupan de los patronos y de los obreros por igual, con espíritu de justicia. El obrero no conoce las leyes y no se codea con los funcionarios, en particular con los altos, por lo que frecuentemente da crédito a todo esto. Pero estalla una huelga, se presentan en la fábrica el fiscal, el inspector fabril, la policía y a menudo las tropas, y entonces los obreros se enteran de que han violado la ley: ¡la ley permite a los fabricantes reunirse y discutir abiertamente cómo reducir el salario de los obreros, mientras que estos son tildados de delincuentes por reunirse y tratar de ponerse de acuerdo! Desalojan a los obreros de sus viviendas, la policía cierra las tiendas en que podrían adquirir comestibles a crédito y se intenta azuzar a los soldados contra los obreros, inclusive cuando estos mantienen una actitud serena y pacífica. Se llega a dar a los soldados la orden de abrir fuego contra los obreros, y cuando matan a trabajadores indefensos aplicándoles la ley de fuga, el propio zar manifiesta su gratitud a las tropas (así lo hizo con los soldados que mataron a huelguistas en 1895, en Iaroslavl). Para todo obrero resulta claro que el gobierno zarista es su enemigo jurado, que defiende a los capitalistas y maniata a los obreros. Comienza a comprender que las leyes se dictan en beneficio exclusivo de los ricos, que también los funcionarios defienden los intereses de los ricos... Un ministro alemán del Interior, que adquirió fama por su enconada persecución contra los socialistas y los obreros conscientes, declaró no sin motivo, en una ocasión,...: "Tras cada huelga asoma la hidra (monstruo) de la revolución"».

Lenin explica que en cada huelga crece y se desarrolla en los obreros la conciencia de que el gobierno es su enemigo, y de que la clase obrera debe prepararse para luchar contra él, como representante de la burguesía y de cada patrono ante el cual los obreros reclaman reivindicaciones.

     «Así, pues, las huelgas enseñan a los obreros a unirse, les hacen ver que sólo unidos pueden sostener la lucha contra los capitalistas, les enseñan a pensar en la lucha de toda la clase obrera contra toda la clase patronal y contra el gobierno autocrático y policíaco. Por eso, los socialistas llaman a las huelgas "escuela de guerra", escuela en la que los obreros aprenden a librar la guerra contra sus enemigos por la emancipación de todo el pueblo, de todos los trabajadores, del yugo de los funcionarios y del yugo del capital.
     «Pero la "escuela de guerra" no es la guerra misma. Cuando las huelgas se difunden, algunos obreros (y algunos socialistas) comienzan a pensar que la clase obrera puede limitarse a las huelgas y a las cajas o sociedades de resistencia, que las huelgas por sí solas pueden procurar una gran mejora de su situación y aún su emancipación. Cuando ven la fuerza que representan la unión de los obreros y aún sus pequeñas huelgas, algunos piensan que a la clase obrera le basta con declarar la huelga general en todo el país para conseguir de los capitalistas y del gobierno todo lo que quieran. Esta opinión la expresaron también los obreros de otros países cuando el movimiento obrero estaba en su etapa inicial y los obreros contaban aún con muy poca experiencia.
     «Pero esta opinión es errónea. Las huelgas son uno de los medios de lucha de la clase obrera por su emancipación, pero no el único, y si los obreros no prestan atención a otros medios de lucha, demoran el desarrollo y los éxitos de la clase obrera. En efecto, para que las huelgas tengan éxito son necesarias las cajas de resistencia, a fin de mantener a los obreros mientras dure el conflicto. Los obreros (por lo común los de cada industria, cada oficio o cada taller) organizan estas cajas en todos los países, pero en Rusia esto es muy difícil, porque la policía las persigue, se apodera del dinero y detiene a los obreros. Naturalmente, los obreros saben resguardarse de la policía; por supuesto, la organización de estas cajas es útil, y no queremos disuadir a los obreros de que se ocupen de esto. Pero no se debe confiar en que, estando prohibidas por la ley, las cajas obreras puedan atraer a muchos contribuyentes; y mientras el número de cotizantes sea escaso dichas cajas no reportarán gran utilidad.
     «Además, aún en los países en que existen libremente las asociaciones obreras, y en los que son muy fuertes las cajas, aún en ellos la clase obrera de ningún modo puede limitarse en su lucha a las huelgas. Basta con que sobrevengan dificultades en la industria (una crisis, como la que, por ejemplo, se acerca ahora en Rusia), para que los patronos provoquen en forma premeditada las huelgas, porque a veces les conviene suspender temporalmente el trabajo, les resulta provechoso que las cajas obreras agoten sus fondos. De ahí que los obreros no puedan, en modo alguno, circunscribirse a las huelgas y a las sociedades de resistencia.
     «En segundo lugar, las huelgas sólo pueden tener éxito cuando los obreros poseen ya suficiente conciencia, cuando saben elegir el momento para declararlas y presentar reivindicaciones, cuando mantienen contacto con los socialistas y reciben de ellos volantes y folletos. Pero hay todavía pocos obreros así en Rusia, y es necesario orientar todos los esfuerzos a aumentar su número, hacer conocer la causa obrera a las masas obreras, esclarecerlos sobre el socialismo y la lucha obrera. Esta es la misión que deben asumir los socialistas y los obreros conscientes, organizando para ello el partido obrero socialista.
     «En tercer lugar, las huelgas muestran a los obreros, como hemos visto, que el gobierno es su enemigo y que es preciso luchar contra él (...) Como ya hemos dicho, esta lucha solo puede llevarla a cabo el partido obrero socialista, difundiendo entre los obreros las ideas justas sobre el gobierno y sobre la causa obrera (...) De las huelgas aisladas los obreros pueden y deben pasar, y pasan realmente en todos los países, a la lucha de toda la clase obrera por la emancipación de todos los trabajadores. Cuando todos los obreros conscientes se convierten en socialistas, es decir, cuando tienden a esta emancipación, cuando se unen en todo el país para difundir entre los obreros el socialismo y enseñarles todos los medios de lucha contra sus enemigos, cuando organizan el partido obrero socialista, que lucha por liberar a todo el pueblo de la opresión del gobierno y por emancipar a todos los trabajadores del yugo del capital, sólo entonces la clase obrera se incorpora plenamente al gran movimiento de los obreros de todos los países, que agrupa a todos los obreros y enarbola en alto la bandera roja en la que están inscritas estas palabras: "¡Proletarios de todos los países, uníos!"».

La izquierda italiana y luego el Partido Comunista Internacional, van a remachar los clavos comunistas, reafirmando que el partido es un órgano que no puede ser suplantado por organismos intermedios como los sindicatos o por híbridos como los consejos obreros. La revolución no es una cuestión de forma de organización. Y esto quedó demostrado en la práctica con la degeneración de los "sindicalistas revolucionarios" y los "consejistas", que terminaron reproduciendo y conservando la impronta de la fisiología de la sociedad actual. Los programas de quienes pretendieron negar la organización en partido proletario terminaron remozando al capitalismo. En el marco de esta desviación, la consigna de la huelga general perdió en la práctica todo contenido revolucionario. La huelga general es una acción revolucionaria en la medida en que es dirigida por el partido proletario, que combina diferentes formas de lucha en su accionar político. Accionar político ya codificado históricamente, contrario a toda desviación tacticista y coherente con la estrategia, el programa y la teoría marxista.
 

Los sindicatos actuales y las huelgas

La burocracia sindical y las viejas formas organizativas sindicales obstaculizan de muchas maneras la lucha reivindicativa y de clase de los trabajadores asalariados. La burocracia sindical busca la forma de sustituir la huelga combativa de los obreros, por una política de acuerdos con los capitalistas, una política de acuerdos a largo plazo, que ha perdido todo significado, debido a los ininterrumpidos, alocados aumentos de precios. Los sindicatos actuales intentan hacer que los obreros acepten la política de las comisiones mixtas, del tripartismo, de los Joint Industrial Councils, y con la ayuda del Estado capitalista intentan igualmente obstaculizar legalmente la dirección de las huelgas. En los momentos de mayor tensión de la lucha, la burocracia sindicalera siembra la división entre las masas obreras en lucha, impide que las distintas categorías obreras se unan en una lucha general de clase. En estas tentativas está apoyada por las organizaciones de los sindicatos profesionales que dividen a los obreros de una misma rama industrial en grupos profesionales separados, aunque el proceso de explotación capitalista los una. Esta burocracia sindicalera se apoya todavía en las ideologías tradicionales de la vieja aristocracia obrera, aunque esta última esté constantemente debilitada por la progresiva eliminación de los privilegios de grupos proletarios aislados, debido a la desintegración general del capitalismo, a la nivelación que se va instaurando en las condiciones de la clase obrera, a la generalización de su situación de necesidad e inseguridad.

De este modo, la burocracia sindical divide al gran río del movimiento obrero en débiles arroyuelos, trocando los objetivos revolucionarios generales del movimiento con reivindicaciones reformistas parciales y en conjunto impide que la lucha del proletariado se transforme en lucha revolucionaria para aniquilar al capitalismo. En este sentido los sindicatos actuales no solo son una traba a las luchas inmediatas de la clase obrera sino un factor contrarrevolucionario que le impide al proletariado encontrarse con las directrices de su partido, el partido comunista internacional.

El sometimiento de los sindicatos al Estado burgués que observamos en la fase histórica actual, la fase del imperialismo, asume inicialmente la forma de la creación de sindicatos que reniegan de la lucha de clase. Es precisamente éste el sindicalismo que reivindica el respeto a las leyes y la defensa de la democracia burguesa. Un sindicalismo dispuesto a sacrificarlo todo en defensa de las instituciones y del régimen, dispuesto a sabotear cualquier huelga si debilita la economía nacional, dispuesto a formar una paz eterna entre trabajo y capital sobre la base de los intereses comunes a todas las clases. Este sindicalismo, que correctamente el Partido ha llamado "tricolor", ha sido visible tanto en países con gobiernos de la llamada derecha o de la llamada izquierda y “socialista”.

El eje central de la batalla del Partido dentro del movimiento obrero es la reivindicación del retorno al sindicalismo de clase, realizando una intervención activa en las luchas económicas de los asalariados y en las tentativas de organización de los obreros más combativos, indicando los métodos clasistas de lucha, el primero de todos la huelga general indefinida y sin preaviso, ligando constantemente estas indicaciones inmediatas de objetivos de lucha al objetivo político último de la acción del Partido.

Los comunistas revolucionarios llaman al proletariado a acabar con la práctica de las huelgas cronometradas, con preaviso a la dirección de las empresas, al gobierno y a la policía, huelgas que no causan ningún temor a la burguesía y cuando, debido a la iniciativa espontánea de los obreros, asumen una imprevista consistencia de clase, sirven como reclamo y vía de escape al odio de la clase patronal, odio que se concreta en vejaciones, detenciones y condenas a los proletarios. La huelga tal y como es usada hoy por las Centrales Sindicales es un arma sin filo y contraproducente. Sólo la huelga sin preaviso y con la mayor extensión posible golpea verdaderamente los intereses económicos del capitalismo, impidiéndole de esta forma disponer eficazmente sus medios defensivos para organizar un contraataque inmediato.
 

Servicios esenciales, de utilidad pública y mínimos
recursos de las leyes para limitar o prohibir las huelgas

Luego de décadas de sometimiento de los sindicatos al Estado burgués, los diferentes gobiernos han desarrollado un marco legal orientado a frenar las luchas obreras. La inexorable continuidad de la crisis, el gradual pero incesante empeoramiento de las condiciones de vida de la clase trabajadora y la ocurrencia de los primeros signos de reacción proletaria, han conducido en muchos países al avance de la burguesía en el fortalecimiento de los muros defensivos contra la inevitable tendencia a la reanudación de la lucha de clase.

La revisión de las disposiciones establecidas en la legislación burguesa a nivel internacional que abordan la regulación del derecho a huelga presentan a los trabajadores una primera gran limitación separando las actividades entre aquellas donde son “admitidas” las huelgas y aquellas donde las huelgas no son permitidas o donde las restricciones impuestas a los trabajadores son mucho mayores.

Servicios esenciales: son definidos por la legislación burguesa como los servicios cuya interrupción podría “poner en peligro la vida, la seguridad o la salud de la persona en toda o parte de la población”. Por otro lado, en diferentes países vemos como un servicio no esencial puede ser considerado por los gobiernos como un servicio esencial cuando la duración de una huelga rebasa cierto período o cierto alcance y “pone así en peligro la vida, la seguridad de la persona o la salud de toda o parte de la población”. De allí que el derecho de huelga puede ser objeto de restricciones importantes, o incluso de prohibición. Ejemplo de servicios considerados esenciales son el sector hospitalario, los servicios de electricidad, los servicios de abastecimiento de agua, los servicios telefónicos y el control del tráfico aéreo.

Entre los servicios esenciales (donde se puede prohibir la huelga) y los servicios no esenciales (donde “no se puede prohibir”), diferentes Estados burgueses utilizan un concepto intermedio que es el concepto de servicios de “importancia trascendental” o de “utilidad pública”, que son servicios no esenciales donde a juicio de los gobiernos y sus instituciones no se puede prohibir la huelga, pero sí imponerse un servicio mínimo de funcionamiento en la empresa o institución de que se trate.

Aplican entonces los servicios mínimos cuando la huelga es permitida por el gobierno, como una limitación a la paralización de procesos medulares de la empresa o institución donde laboren los trabajadores en huelga, con el argumento de que de esta manera “se asegura la satisfacción de las necesidades básicas de los usuarios o el funcionamiento continuo y en condiciones de seguridad de las instalaciones”. Particularmente destaca en diferentes países la imposición de los servicios mínimos en los denominados servicios de utilidad pública. Por otra parte, nada impide a los gobiernos incluso la prohibición de las huelgas.

En el desarrollo de este marco legal, negador de las huelgas, no solo se integran los diferentes poderes del Estado y el gobierno (Poder Ejecutivo, Legislativo y Judicial), sino también los sindicatos actuales. Todas las centrales sindicales y federaciones de trabajadores en diferentes países contribuyen nacional e internacionalmente a fortalecer el andamiaje legal burgués que desarma a los trabajadores al impedirles ir a la huelga o desnaturalizarla con la exigencia de cumplimiento de servicios mínimos.

Lo que preocupa a los gobiernos realmente no es que la huelga “pone así en peligro la vida, la seguridad de la persona o la salud de toda o parte de la población” o que la huelga impida “la satisfacción de las necesidades básicas de los usuarios o el funcionamiento continuo y en condiciones de seguridad de las instalaciones”. A los gobiernos, como administradores de los intereses de la burguesía, realmente lo que les interesa es proteger los activos de las empresas, garantizar la continuidad de la producción y la extracción de plus-trabajo, garantizar la continuidad de la circulación de mercancías, proteger la ganancia de los capitalistas. Desde el punto de vista político está también dentro de los intereses reales de los gobiernos, evitar que una huelga desarrollada a plenitud por un núcleo de trabajadores se pueda extender hacia otros proletarios y convertirse en un combate de clase de mayores dimensiones.

Pero estas no son las únicas figuras legales empleadas por los gobiernos burgueses en todo el mundo para prohibir o desarmar las huelgas. Los gobiernos pueden apelar a prohibir o restringir las huelgas en el marco de lo que denominan Crisis nacional aguda. Este concepto se refiere claramente a situaciones excepcionales, por ejemplo, en el contexto de un golpe de Estado contra un gobierno constitucional que ha dado lugar a la declaración de estado de emergencia. Esta figura que permite la prohibición de recurrir a la huelga en casos de crisis nacional aguda, generalmente contempla un período limitado de tiempo y “sólo en la medida de lo necesario para hacer frente a la situación”. Generalmente los gobiernos, en conjunto con el parlamento y el poder judicial implementan decretos de “emergencia económica”, de “suspensión de garantías políticas”, etc., indicando que es para hacer frente a crisis reales o artificiales en casos de conflictos graves, de insurrección, estados de guerra o amenazas de guerra (convencional y no convencional), o incluso de catástrofe natural, en los que argumentan que dejan de concurrir las condiciones normales de funcionamiento de la sociedad civil. Todos estos decretos de emergencia contemplan la prohibición de las huelgas y la incorporación de restricciones adicionales para las luchas de los trabajadores.

También muchos gobiernos han venido estableciendo zonas de seguridad justificándose en la existencia de perturbaciones políticas, amenazas terroristas, guerras de cuarta generación, etc. Generalmente en estas zonas de seguridad no se permite ni la huelga ni ninguna acción de movilización o protesta de los trabajadores. No es coincidencia que muchas de estas zonas de seguridad son zonas industriales o entorno de zonas donde se producen mercancías o se maneja su logística de distribución (puertos y aeropuertos).

La huelga legal es la anti-huelga

La legislación burguesa existente en diferentes países exige huelgas que cumplan con lo siguiente:
     1. La obligación de dar un preaviso. El sindicato debe avisar al patrón y al gobierno que va a ir a la huelga.
     2. La obligación de recurrir a los procedimientos de conciliación, mediación y arbitraje (voluntario) en los conflictos como condición previa a la declaración de la huelga. Las leyes exigen que los sindicatos cumplan con un período de tiempo en reuniones conciliatorias con el patrón y si no lo hacen y van a la huelga, automáticamente quedan fuera de la ley.
     3. La obligación de respetar un determinado quórum y de obtener el acuerdo de una mayoría.
     4. La celebración de un escrutinio secreto para decidir la huelga.
     5. La adopción de medidas para respetar los reglamentos de seguridad y para la prevención de accidentes.
     6. El mantenimiento de un servicio mínimo en determinados casos.
     7. La garantía de la libertad de trabajo de los no huelguistas. Es decir, aceptación del esquirolaje, la indisciplina en la lucha y la traición.

Esta es la descripción de la anti-huelga, la “huelga” con preaviso y con servicios mínimos, con períodos conciliatorios entre los patronos y el sindicato que a veces se hacen interminables y con la aceptación de que se interrumpa arbitrariamente el conflicto y se instale un arbitraje que siempre favorece al patrón. Esta es la anti-huelga que los gobiernos burgueses propagandizan como derecho a huelga con la complicidad de las centrales y federaciones sindicales.

Aún así hay un conjunto de países donde este derecho presenta restricciones aún mayores a las ya previstas en el llamado derecho a huelga reivindicado en las diferentes constituciones burguesas. Al respecto destacan las siguientes restricciones:
     - Imposición del arbitraje obligatorio por decisión de las autoridades o a instancia de la parte patronal, incluso cuando no se trata de servicios esenciales en sentido estricto;
     - Imposición de sanciones penales a los trabajadores por la organización o participación en huelgas;
     - Exigencia de mayorías más altas que las exigidas por la mayoría de las leyes burguesas de diferentes países para declarar la huelga como condición de legalidad;
     - Prohibición de la huelga a funcionarios públicos que no ejercen funciones de autoridad en nombre del Estado;
     - Prohibición de la huelga en determinados servicios no esenciales.
     - Prohibición de la huelga en servicios considerados como esenciales en un país dado, pero que no lo son, así como la imposición de sanciones por la realización de huelgas legítimas.
     - Prohibición de la huelga general de todos los trabajadores.
     - Paralización de la huelga por el gobierno, por considerar que daña la economía o porque considera que “vulnera derechos del resto de la población”.
     - Emisión de decretos o disposiciones legales que autorizan el esquirolaje de los rompehuelgas, ya sea con el uso del ejército o, en algunos casos de las llamadas “milicias obreras”.
     - Imposición de multas a los sindicatos que lideran una huelga.

 

La legalidad mata la huelga
y deja a los trabajadores desarmados ante el patrón

No es casual la existencia de todo este andamiaje jurídico internacional orientado a despojar a los trabajadores de un arma de lucha principalísima como son las huelgas. Este es el resultado de un proceso histórico a lo largo del cual hemos visto como los sindicatos fueron pasando por períodos de prohibición e ilegalidad por parte de los gobiernos burguesas, por una época de tolerancia, cuando los gobiernos burgueses asumen una táctica de evitar acciones que condujeran a la radicalización del movimiento obrero, hasta llegar a la situación actual, caracterizada por el sometimiento de los sindicatos al Estado burgués, a su utilización como instrumentos directos de la gestión de la economía capitalista, y por tanto a su reconocimiento jurídico e institucional.

Con el reconocimiento jurídico e institucional de los sindicatos se desarrolló también la regulación del llamado derecho a huelga, generalmente incluido en las constituciones de los países, y todo un conjunto de leyes, decretos y reglamentos que indican cuando y como hacer una huelga.

Con el reconocimiento legal de los sindicatos y de las huelgas se dejó a la clase obrera desarmada, sin organismos económicos capaces de reivindicar la lucha de clase y sin posibilidad de asumir su forma principal de lucha, la huelga, de manera plena para golpear al patrón y presionar en la exigencia de reivindicaciones.

El ejercicio de la huelga en las condiciones actuales, cumpliendo con todas las exigencias de la ley, no deja ningún aprendizaje político a los trabajadores. La huelga legal solo promueve el sometimiento de los trabajadores al sistema capitalista. La huelga legal no es una escuela de lucha de clase para prepararse para la revolución sino una escuela de conciliación de clase para mantener el sometimiento a la burguesía.

Los sindicatos actuales son defensores de la legalidad que mata la huelga también como reflejo de la acción política de los diferentes partidos reaccionarios y reformistas que tienen el control político de las centrales y federaciones sindicales.


Contra el derecho a huelga y todo argumento constitucional

Los falsos dirigentes obreros de hoy no chismorrean de otra cosa más que de legalidad. Por eso los trabajadores deben desconfiar de todo dirigente sindical que abogue por el respeto a la ley. El derecho y la legalidad pertenecen siempre a la clase social que tiene la fuerza para imponerlo. Los sindicaleros se apegan a la Ley porque son agentes del patrón y su papel es garantizar la paz laboral.

Los asalariados deben dar la espalda al derecho a huelga y orinarse sobre las leyes y las constituciones proclamadas por la burguesía, aunque surjan de democráticas formulas como las Asambleas Constituyentes o sean proclamadas por supuestos gobiernos de los trabajadores o progresistas. La clase obrera mundial seguirá siendo derrotada y traicionada si no consigue sacar su batalla fuera de las malolientes oficinas del sistema judicial y de los Ministerios del Trabajo, si no rechaza a todo magistrado soberano y toda justicia que no sea la que se forjará con sus propias manos. Los asalariados deben declarar la guerra contra la burguesía fuera del marco constitucional y legal, ese "contrato social" que pretende ocultar la fuerza, la violencia y la dictadura por medio de la cual la burguesía ejerce su dominación y garantiza que su economía y sus empresas funcionen sin alteraciones a la paz laboral.
 

Rescatemos las formas de organización y lucha de la clase obrera
Organicemos el sindicato de clase!!

A través de las diferentes Constituciones Nacionales y de las diferentes leyes del trabajo se ha ido cercando a la clase obrera para impedir que confronte con eficacia al patrón en sus luchas reivindicativas. El derecho a Huelga, por ejemplo, consagrado en diferentes constituciones, es la negación de la huelga como forma de lucha de los asalariados. Por eso, defender la huelga como un derecho, es defender toda la legalidad burguesa que impide a los trabajadores utilizar todas sus fuerzas para arrancar reivindicaciones económicas a los capitalistas.

La única alternativa es que la clase obrera, asimilando su rica experiencia histórica, organice los sindicatos de clase. El sindicalismo de clase busca y tiende a organizar en su seno a los trabajadores asalariados dispuestos a defender los intereses colectivos frente al patrón y al Estado, a través de los movimientos y de las luchas reivindicativas, independientemente del color de su piel o de la nacionalidad, o de su condición de contratado temporal o fijo, o incluso de su parcialidad política.

El sindicalismo de clase basa su actividad reivindicativa y las denuncias de su propaganda en el choque irreconciliable de intereses materiales que se produce cotidianamente entre el trabajo asalariado y el capital, entre la clase proletaria y la clase empresarial. De allí que no puede cumplir un papel de consecuente instrumento de lucha de los asalariados un sindicato que en sus estatutos se declare defensor del sistema democrático, de la patria y de la economía nacional, pues con estos postulados se autoliquida como instrumento de lucha y se somete inexorablemente al patrón y al Estado.

Los trabajadores asalariados industriales, del sector comercio y servicios y del sector agrícola, tienen por delante la tarea de unirse y organizarse por la base. Por la constitución de Comités Obreros de Base por barrio, parroquia, municipio o localidad, siempre y cuando se facilite la reunión de los trabajadores. Los Comités Obreros de Base se pueden organizar por empresas (principalmente donde los sindicatos no promueven la lucha reivindicativa de los trabajadores) pero la prioridad se debe poner en organizarse y reunirse fuera de la empresa. Por la Constitución de Frentes o Coordinadoras de movimientos obreros de base en todo el país. En los Comités Obreros de Base se organizan solo trabajadores asalariados, activos o desempleados, para organizar la lucha reivindicativa. Esta es una forma de avanzar hacia la organización de los trabajadores en verdaderos sindicatos de clase en todos los países.

En consecuencia la lucha debe orientarse hacia la organización de SINDICATOS DE CLASE, que deben ser organismos abiertos a todos los trabajadores, capaces de luchar no solo por reivindicaciones en una sola empresa, sino por reivindicaciones de todos los trabajadores. En este sentido, todo movimiento de acción sindical de los trabajadores debe basarse en la siguiente línea de acción:

La huelga es el principal instrumento de presión de la clase obrera tanto para oponerse al empeoramiento de sus condiciones de vida y de trabajo como para conseguir mejoras y reivindicaciones ante los patronos. Podemos constatar que durante la huelga se hace efectiva la abolición de la competencia entre los trabajadores asalariados y que reina el compañerismo.

Un movimiento clasista debe luchar por propagar y expandir la huelga a todas las empresas y a todos los sectores, y en el futuro, a todos los países, no encerrándose en los muros del centro de trabajo o del sector.

Las huelgas que se sometan a la legislación vigente en cada momento y en cada país ya nacen castradas, e impotentes para defender de un modo efectivo los intereses de los trabajadores. Los servicios mínimos son el esquirolaje legalizado, quien lo acepta está ahogando la huelga. Por eso se debe ser muy insistente en: a) Tender a romper con los límites legales en el uso de la huelga y la manifestación. Esto implica Huelga sin Pre-aviso; b) Rechazar totalmente los servicios mínimos al momento de lanzarse a una huelga, y c) Extender tendencialmente la agitación, la propaganda y la huelga a las demás empresas o sectores, a través de grandes piquetes informativos.

El movimiento huelgario debe oponerse a todo tipo de arbitrajes, o de comisiones paritarias (como las tripartitas) con o sin árbitro, en las relaciones de fuerza entre el capital y el trabajo asalariado, entre el sindicato de clase y el patrón, ya sean agentes directos del gobierno burgués o los llamados "hombres buenos" o "notables", porque las comisiones paritarias y árbitros sólo tienen por objetivo maniatar a los trabajadores, haciéndoles creer que las instituciones burguesas están por encima de los intereses de las clases.

Todo movimiento sindical debe organizar su fondo pro-huelga que le permita a los trabajadores afrontar en mejores condiciones fuertes períodos de lucha. Las finanzas deben ser controladas directamente por los trabajadores sin injerencia del patrón ni del Estado.

Organizar asambleas, reuniones, encuentros y talleres de trabajo, donde asistan trabajadores de diferentes ramas, incluyendo los desempleados. En estas reuniones se deben intercambiar experiencias, hacer balances políticos de las luchas y acordar acciones de solidaridad con compañeros en conflicto. Los trabajadores, para convocar o desconvocar una huelga, deben proponer, defender y, cuando sea posible, imponer las votaciones a mano alzada. Con este método, todos los trabajadores se ven las caras. Todos saben lo que propone cada quien. De este modo se hace presión sobre los indecisos a la hora de convocar o desconvocar la huelga. Es así como el movimiento organizado puede saber con quién puede contar y con quién no.

Oposición y rechazo al voto secreto y los referéndums, al estilo de la democracia burguesa, al momento de decidir la convocatoria a huelga o su continuidad, ya que estos métodos sólo sirven para proteger y enmascarar a los esquiroles, a los dirigentes vacilantes, a los agentes del patrón.

En la propaganda de los movimientos huelgarios la petición de solidaridad de los núcleos de proletarios debe estar enfocada y dirigida no a los ciudadanos en general, sino a los demás obreros; no al pueblo en general, sino a la clase obrera. Hacer los llamamientos de solidaridad como clase al resto de la propia clase. Si la propaganda de los movimientos huelgarios se dirige al “usuario” o “la comunidad” en lugar de al proletario, se desclasa el mensaje a los trabajadores asalariados no implicados directamente en los conflictos. La información y la propaganda de un núcleo de la clase obrera en lucha, tanto en huelgas como en cualquier otra acción reivindicativa de la clase obrera, debe realizarse directa y exclusivamente por los organismos que convocan la huelga o lucha en cuestión. Esta tarea de gran importancia político-social no puede y no debe dejarse en manos de los medios de comunicación.

Las comisiones negociadoras deben ser portavoces de las decisiones tomadas en las asambleas del sindicato de clase y el movimiento huelguístico organizado, siendo elegibles y revocables todos sus miembros en todo momento.

Es en torno a este enfoque de la lucha económica y sindical que se debe impulsar, por la base, la unidad del movimiento de los trabajadores en todo el mundo. A los trabajadores críticos y a los activistas sindicales no comprometidos con el viejo y el nuevo oportunismo, les llamamos a combatir desde ya el sindicalismo patronal y a impulsar, cada vez que sea posible, los métodos de lucha y organización de la clase obrera. Este combate, que no será breve, deberá ser parte de la reanudación de la lucha de clases, condición indispensable para el surgimiento y consolidación de verdaderos sindicatos de clase.

La historia ha confirmado que estas tareas tendrán una realización victoriosa en la medida en que el Partido Comunista Internacional tome la dirección del proletariado y de sus organizaciones económicas. Llamamos a todos los trabajadores y trabajadoras críticas y combativas a adherirse al Partido Comunista Internacional, a realizar propaganda revolucionaria y a trabajar por la reanudación de la lucha de clase, hacia el derrocamiento del capitalismo y la instauración de la Dictadura del Proletariado, única vía para acabar con la apropiación privada de los productos del trabajo asociado y con los resortes que la impulsan (el trabajo asalariado, el mercado y la moneda).

     UNIDAD DE TODA LA CLASE OBRERA CONTRA TODA LA CLASE BURGUESA!!
     POR LAS HUELGAS SIN PREAVISO, SIN SERVICIOS MÍNIMOS Y POR SU EXTENSIÓN A TODOS LOS TRABAJADORES!!
     POR LA ORGANIZACIÓN DE TODOS LOS TRABAJADORES EN SINDICATOS DE CLASE!!

  

  

  

  

  

  

   

Venezuela


LA ANTI-HUELGA EN CORPOELEC

Durante los meses de junio y julio vimos como en Venezuela la federación que agrupa a los trabajadores de la Corporación Eléctrica (Corpoelec), anunciaron y pusieron en marcha una huelga indefinida reclamando la firma del contrato colectivo. Corpoelec es la empresa del Estado responsable de la generación y distribución de la energía eléctrica en Venezuela.

La agitación de los trabajadores se deriva del descontento por la modificación de clausulas de su contrato colectivo que eliminan algunas reivindicaciones socioeconómicas y por el deterioro acumulado de las condiciones y medio ambiente de trabajo. El Contrato Colectivo tiene 6 años de vencimiento con la complicidad entre los sindicaleros y el gobierno. Los trabajadores tienen 5 años sin dotación de uniformes, que deben ser de tela 100% de algodón para prevenir accidentes y quemaduras por descargas eléctricas. Las condiciones y medio ambiente de trabajo son extremadamente inseguras. Corpoelec agrupa a 42 mil trabajadores activos y 10 mil jubilados que han visto desmejoradas sus reivindicaciones y sus salarios fueron alcanzados y superados por el salario mínimo.

Los trabajadores han sido sometidos por el patrón al terrorismo laboral, a las amenazas de despido y el acoso derivado de la alta presencia de militares en todas las áreas operativas.

Ante esta situación la dirigencia sindical anunció y puso en marcha una huelga indefinida. Pero, ¿Cómo es que, con las amenazas del gobierno de reprimir como conspiradores golpistas y boicoteadores a todo grupo de trabajadores que amenacen con paralizarse, este sindicato anunció una huelga indefinida? La respuesta es muy sencilla la huelga puesta en marcha por los sindicaleros de Corpoelec no es una huelga sino una anti-huelga. Toda la estrategia de “lucha” es conciliadora y patronal desde el mismo momento en que esperaron y dieron largas casi 6 años para anunciar el conflicto, pero además porque esta falsa huelga no ha paralizado los procesos medulares de la empresa, ha cumplido al pié de la letra con los servicios mínimos. Las protestas y agitaciones organizadas por el sindicato en diferentes centros de trabajo solo han incorporado a trabajadores de las áreas administrativas y de áreas cuya paralización no interfiere con la misión de la empresa.

Así mismo un grupo de sindicalistas realizó una huelga de hambre exigiendo la firma del contrato. Esta acción realmente responde a la lucha de fracciones de sindicaleros por el control de la federación sindical (Fetraelec). Con la huelga de hambre en vez de combatividad estos sindicaleros solo demostraron su condición patronal ya que la huelga de hambre funcionó como una distracción para el movimiento y un reemplazo a las acciones del movimiento desde la base. Por supuesto que estas acciones se dan en el marco de una pugna entre las fracciones de sindicaleros que se disputan el control de la directiva de FETRAELEC y que quieren presentarse a los trabajadores como dirigentes consecuentes.

Los sindicaleros de Corpoelec han demostrado que no están dispuestos a llevar la huelga hasta sus últimas consecuencias, paralizando toda la empresa e incorporando a todos los trabajadores a esta lucha.

El gobierno se debate ante la necesidad de aumentar las tarifas del servicio eléctrico, por los costos laborales y operacionales de Corpoelec, y su manejo político y electorero ante la población.

Lo más importante de esta experiencia para los trabajadores es que debe servir para aprender que los sindicatos actuales y sus dirigentes no tienen ningún compromiso con rescatar la huelga como arma de lucha por la conquista de reivindicaciones. Los sindicatos actuales tratarán en lo posible de no llevar a los trabajadores a la huelga, pero si no tienen otra opción irán a una anti-huelga como en el caso de Corpoelec.

Los trabajadores de Corpoelec deberán identificar y rechazar la alianza entre los patronos y los sindicaleros y:
     - Comenzar un proceso de organización desde la base para defender el salario, la estabilidad laboral, para plantear reducir la jornada de trabajo a 30 horas semanales (sin reducción del salario) y exigir la reducción de la edad de jubilación.
     - Realizar asambleas en todos los centros de trabajo y conformar Comités Obreros de Base que tengan como tarea llevar el conflicto hacia una verdadera huelga indefinida y sin servicios mínimos que obligue a los patronos a firmar el nuevo contrato colectivo y realizar un aumento significativo de los salarios.
     - Activar reuniones y asambleas por localidad con trabajadores de diferentes empresas y acordar acciones conjuntas en defensa del salario, por la reducción de la jornada de trabajo y por la mejora de las condiciones y medio ambiente de trabajo.

Los trabajadores en todo el mundo están llamados a constituir sindicatos de clase por barrio, parroquia, municipio o localidad, siempre y cuando se facilite la reunión de los trabajadores. Los Sindicatos de Clase se pueden organizar en empresas, pero su base organizativa y sus reuniones deben darse fuera de las fronteras de la empresa. En los Sindicatos de Clase se organizan solo trabajadores asalariados, activos o desempleados, para organizar la lucha reivindicativa, sin dejarse dividir por diferencias artificiales de oficio, nacionalidad, raza, afiliación partidista, etc.

  

 

 

LOS SINDICALEROS DE PDVSA MONTAN SU CIRCO ELECTORERO

A finales de septiembre de 2016 están previstas las elecciones de la Directiva de la Federación Unitaria de Trabajadores Petroleros de Venezuela (FUTPV). Se trata de la federación que agrupa a los trabajadores de PDVSA y sus filiales, que es la empresa más importante en la economía capitalista venezolana. Todo indica que cualquiera sea el resultado de estas elecciones, la FUTPV seguirá siendo un órgano al servicio del patrón y no de las luchas reivindicativas de los trabajadores. Veamos por qué:

LAS MANIOBRAS ELECTORERAS DE LOS DIRECTIVOS DE LA FUTPV

Han salido a la luz pública las maniobras y trampas adelantadas por las dos (2) corrientes más conocidas que tienen presencia en la directiva de la FUTPV y que tienen como representantes de mayor renombre a Will Rangel (del Partido Socialista Unido de Venezuela, PSUV) y Jose Bodas (de la Corriente Clasista Unitaria Revolucionaria y Autónoma, CCURA). En la búsqueda de mantenerse dentro de la directiva sindical, estas corrientes políticas, con el apoyo de instituciones burguesas como el Consejo Nacional Electoral (CNE), sacaron de la nómina de votantes a 30.000 trabajadores fijos y paralelamente incluyeron como votantes a 17.000 personas que no son trabajadores de la rama petrolera, que votarán por sus candidatos. Los patronos y los sindicaleros violan las mismas leyes implantadas por ellos cada vez que les conviene.

Un conjunto de grupos que se quieren presentar ante los trabajadores como alternativa ante las corrientes del PSUV y de CCURA terminan siendo igualmente patronales. Destacan los grupos que giran en torno a REDES, que tienen como referente a Eudis Girot, y los grupos que giran en torno a Voluntad Popular, que tienen como referente a Iván Freites. Ninguna de estas corrientes ha denunciado que los trabajadores de la Parada de Mantenimiento de la Refinería de El Palito tienen dos (2) meses sin cobrar, ni tampoco han denunciado que en el reciente contrato firmado el ajuste del salario igualará a los trabajadores petroleros con el salario mínimo nacional. Ninguna de las corrientes que se disputan el control de la FUTPV ha denunciado tampoco que a los trabajadores de las coorperativas contratadas por PDVSA se les paga la mitad de la TEA. En resumen, todas estas corrientes oportunistas, que no han impulsado la organización por la base y la lucha de los trabajadores petroleros, ahora se presentan como campeones del sindicalismo solo por sus aspiraciones burocráticas de formar parte de la directiva de la FUTPV y continuar su matrimonio con el patrón.

DESECHAR LAS ILUSIONES Y LA DEMAGOGIA DE LOS SINDICALEROS Y PREPARARSE PARA LA LUCHA

Los trabajadores petroleros no tienen nada bueno que esperar de las diferentes corrientes políticas que se disputan el control de la FUTPV ni de las diferentes centrales sindicales existentes, todas al servicio del patrón.

Los trabajadores petroleros están llamados a unirse y organizarse por la base y a preparar las condiciones para el surgimiento de verdaderos Sindicatos de Clase. El llamado de los comunistas revolucionarios a los trabajadores es a:

  • Comenzar un proceso de organización desde la base para defender el salario, la estabilidad laboral, para plantear reducir la jornada de trabajo a 30 horas semanales (sin reducción del salario) y exigir la reducción de la edad de jubilación. Rechazar el planteamiento de exigir el aumento de la “Cesta Ticket” o “Ticket de Alimentación” o “Tarjeta Electrónica de Alimentación” (TEA), ya que le hace el juego a la posición de los patronos de mantener bajos salarios o realizar aumentos insuficientes. El monto del salario impacta en el cálculo de las prestaciones sociales y beneficios, mientras que el monto de la Cesta Ticket no. Por otro lado hay que denunciar como los sindicaleros vienen negociando con el patrón capitalista (PDVSA) el aumento de la Cesta Ticket a cambio del cierre de los comedores industriales. Ya en el pasado los sindicaleros de la rama petrolera cambiaron la recepción de la TEA por los Comisariatos, que el patrón eliminó.

  • Realizar asambleas en todos los centros de trabajo y conformar Comités Obreros de Base que tengan como tarea preparar las condiciones para ir a una huelga indefinida y sin servicios mínimos que obligue a los patronos a mejorar las condiciones y medio ambiente de trabajo y realizar un aumento significativo de los salarios a trabajadores fijos, contratados y los jubilados. Exigir la cancelación total de los pasivos laborales. Denunciar la traición de los sindicaleros y exigirles el cumplimiento de las decisiones de las asambleas.

  • Activar reuniones y asambleas por localidad con trabajadores de diferentes empresas y acordar acciones conjuntas en defensa del salario, por la reducción de la jornada de trabajo y por la mejora de las condiciones y medio ambiente de trabajo. Crear en cada localidad Comités Obreros de Base que agrupen a trabajadores asalariados de diferentes empresas y oficios. Estos comités deben agrupar a trabajadores activos, jubilados, pensionados y desempleados.

     

     

     

     

    LOS TRABAJADORES TRIBUNALICIOS NO ESCAPAN DE LA CRISIS

    Las condiciones de trabajo en el Poder Judicial continúan empeorando en detrimento de los trabajadores, los cuales son sometidos a violaciones de las normas mínimas establecidas en la legislación laboral y lo que establece el Contrato Colectivo vigente, aunque vencido, tales como vacaciones, permisos, remuneraciones entre otros.

    Los salarios cada vez alcanzan menos para la subsistencia y, los aumentos por decreto los aplican a su antojo, violentando los tabuladores que el patrón mismo elaboró.

    En el caso del HCM administrado, los centros de salud privados (Clínicas) no quieren recibir a los trabajadores tribunalicios ya que el patrón no quiere pagar las deudas que cada vez se hacen más grandes. En los Centros de Atención Primaria de Salud (APS) los trabajadores tienen que pagar para ser atendidos, por lo que quedan fuera del acceso de los trabajadores, que no cuentan con el dinero requerido para recibir el servicio, lo que perjudica fundamentalmente a los jubilados que usan los APS mayoritariamente.

    La jornada de trabajo sigue siendo extenuante, los funcionarios deben mantenerse laborando aunque su jornada haya finalizado, ya que las audiencias se extienden por horas o simplemente para poner al día el trabajo pendiente de los jueces y sus tribunales. Este trabajo en horas extras y las guardias de fines de semana, no es pagado a los trabajadores, a los que tampoco se les brinda ningún apoyo logístico en estas extensas jornadas.

    El servicio médico sigue siendo un instrumento de represión del patrón, ya que es el que indica la duración de los reposos independientemente de lo que el médico tratante establezca. La norma patronal es que nadie se puede enfermar.

    No hay mejoras en las edificaciones de las sedes de los tribunales en el país, lo que hace el medio ambiente de trabajo insoportable; no hay aire acondicionado o funcionan con fallas, los ascensores funcionan a medias y en algunos espacios existe hacinamiento por exceso de materiales y trabajadores.

    Las organizaciones sindicales registradas en el medio, no realizan ningún tipo de actividad: no hay comunicados, volantes, ni declaraciones a los medios, mucho menos asambleas o reuniones de pasillo ni fuera de las sedes. Según versiones no verificadas se han dado reuniones de grupúsculos de directivos sindicales con la intención de unificar los proyectos de Contrato Colectivo, que los trabajadores en su mayoría desconocen, para así presentarlo al patrón DEM-TSJ y éste decida si se puede presentar o no. Por iniciativas aisladas de trabajadores tribunalicios se han realizado intentos de reunir grupos de trabajadores para exigir mejores condiciones de trabajo, aumentos salariales y la discusión de un Contrato Colectivo. Además el patrón DEM-TSJ mantiene vigente la prohibición de reuniones, asambleas o cualquier tipo de manifestación, reclamos o exigencias reivindicativas, las cuales desembocan en despidos sin que se dé ningún pronunciamiento de los dirigentes sindicales registrados.

     

     

     

     

     

     

     


    HUELGA DE LOS MAESTROS EN MÉXICO DESENCADENA LA REPRESIÓN DEL GOBIERNO

    Los maestros mexicanos fueron este año a una dura huelga contra la reforma educativa y por la defensa de sus puestos de trabajo y los salarios. La huelga fue convocada el 15 de mayo por la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), adscrita al Sindicato Nacional (SNTE).

    La huelga contó con la mayor participación de los trabajadores en los Estados donde tiene mayor presencia la CNTE, Oaxaca, Chiapas, Guerrero y Michoacán. Se integraron los trabajadores activos y los jubilados y fue conquistando el apoyo de profesores universitarios y de los padres de los alumnos. La lucha de los trabajadores se convirtió en una huelga indefinida acompañada de acciones como movilizaciones, toma de plazas públicas, cierre de vías, llegando a tomar las instituciones electorales y a quemar boletas y urnas de votación para boicotear los comicios intermedios del 7 de junio, donde se eligieron diputados, gobernadores y ayutamientos.

    La CNTE se ha venido movilizando en los últimos años en rechazo a la reforma educativa promulgada por el presidente mexicano, Enrique Peña Nieto, en 2013 y que, entre otros puntos, creó un sistema de evaluación obligatorio para todos los maestros, que va en contra de la estabilidad laboral y es la base jurídica de cientos de despidos de trabajadores. Uno de los objetivos principales de tan mencionada reforma es la reducción de la base trabajadora a su mínima expresión, de ahí que constantemente se implanten suspensiones, castigos, difamaciones y despidos a los maestros que no presenten la evaluación o que se organicen para denunciar sus verdaderos fines, todo ello imponiendo un punitivo “Sistema Nacional de Evaluación Educativa”.

    Las protestas más recientes se concentraron en varios estados de México, como Chiapas, Guerrero, Veracruz, Morelos, Hidalgo, Sonora, Puebla, Estado de México y la capital del país. Todas, en repudio a la represión policial que se registró el domingo 19 de junio en el estado de Oaxaca, epicentro de la resistencia a la reforma educativa.

    El gobierno se negó a sentarse a la mesa con los trabajadores y apresó a tres de sus líderes visibles: Francisco Villalobos, Rubén Núñez y Juan José Ortega, quienes fueron trasladados a cárceles.

    El domingo 19 de junio el gobierno atacó en Oaxaca a los trabajadores en conflicto, asesinando a 13 manifestantes, hiriendo a decenas y dejando un saldo de 25 desaparecidos, en medio del desalojo violento ejecutado por la Policía Federal. La policía atacó con pistolas y fusiles de asalto.

    El rechazo generalizado a esta represión trajo consigo la activación de una mesa de negociaciones. Los representantes de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) de México acordaron regresar a clases el miércoles 29 de junio luego de 2 meses de huelga. La CNTE manifestó que continuarán las movilizaciones. El portavoz de la CNTE en Oaxaca, Benito Vázquez, manifestó que el regreso a clases responde a un “compromiso con los padres para terminar el ciclo escolar” y no a una muestra de buena voluntad para reiniciar el diálogo con el Gobierno en torno a sus demandas.

    Aunque fueron liberados 2 de sus dirigentes, acusados de delitos penales, todavía queda un grupo de maestros detenidos. El gobierno mexicano ha ratificado que mantendrá la reforma educativa. La negociación se extiende en el tiempo ofreciendo en todo caso revisar el método de evaluación a los trabajadores del magisterio, pero lo que buscan los sindicaleros del SNTE y los representantes del gobierno y la Secretaría de Educación es que el movimiento se desgaste y diluya a lo largo del tiempo. En Oaxaca, donde se paralizaron 9 de cada 10 escuelas, comienzan a debatirse sobre si continuar la huelga o retomar las clases.

    Los trabajadores mexicanos, sometidos a la sobre-explotación de patronos y gobierno deben partir de la huelga de los trabajadores de la educación y extenderla a diferentes áreas de actividad económica para exigir aumento general de salarios y mejoras en las condiciones y medio ambiente de trabajo.

    La receta de despidos, bajos salarios y represión que aplica el gobierno mexicano es la receta que aplican los gobiernos burgueses a nivel internacional en su búsqueda desesperada por salir de la crisis de sobre producción del capitalismo y mitigar los efectos de la caída de la tasa de ganancias. La clase obrera deberá reaccionar luchando al margen de los sindicatos del régimen y organizándose en verdaderos sindicatos de clase para luchar por sus reivindicaciones inmediatas. La solución de fondo, la salida revolucionaria anticapitalista, podrá ser conquistada por la clase obrera solo bajo la dirección de su partido, el partido comunista internacional.

     

     

     

     


    LAS MANIFESTACIONES EN FRANCIA CONTRA LA LEY “EL KHOMRI” Y LA ACTITUD AMBIGUA DE LA CGT

    Desde hace décadas, y de la ley de las 35 horas de 1998-2000, la cuestión de los derechos laborales ha sido frecuentemente puesta sobre el tapete por los diferentes gobiernos tanto de derecha como de izquierda; múltiples cambios han mermado los derechos y protecciones de los trabajadores en Francia y en todos los países industrializados, todo esto en un contexto de crisis económica mundial. El Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Central Europeo (BCE) y otras instituciones financieras exigen de los gobiernos “reformas estructurales” con el fin de aumentar la tasa de ganancia del capitalismo que decrece ineluctablemente. Las medidas han sido elaboradas en estrecha colaboración con Berlín, y particularmente con Peter Hartz, el social-demócrata, burócrata sindical y autor de las leyes Hartz que han sido impuestas en Alemania hace diez años para reducir los salarios y las condiciones de vida de los trabajadores.

    Se trata de un ataque a gran escala a las condiciones de vida y trabajo de los asalariados, facilitando los despidos, incrementando la “flexibilidad” del mercado laboral, abandonando los contratos de trabajo por rama y promulgando contratos por empresa, disminuyendo las protecciones legales y los gastos empresariales, y del Estado en materia de protección social (salud, familia, pensiones). Al igual que en la década de 1930, la crisis de la economía capitalista mundial, que no se puede detener, empuja a las clases dominantes en Francia y en el mundo entero a la guerra y al militarismo, así como a un nuevo asalto contra la clase asalariada, productora de la riqueza económica.

    Es en este contexto que se produce la llegada de la ley El Khomri. Proyecto de ley para instituir nuevas libertades para las empresas. Presentado en 2016 por la ministra de trabajo Myriam El Khomri en nombre del gobierno socialista Hollande-Valls, este proyecto siguió a un informe redactado en enero de 2016 por una comisión presidida por Robert Badinter, el cual abogaba por una reforma del Código de Trabajo. El 24 de mayo de 2016 el Fondo Monetario Internacional declaraba que “la ley El Khomri constituye un paso necesario hacia un mercado de trabajo más dinámico”.

    Mientras que una ola de protestas creció en Bélgica, huelgas más o menos seguidas se produjeron en Francia en las refinerías petroleras, los puertos, la aviación civil, los ferrocarriles, la energía, el transporte y la construcción, encuadradas en su mayoría por los sindicatos CGT, FO y SUD, sin provocar una parálisis económica significativa. La CGT se presenta como la central sindical más combativa y a la cabeza del movimiento. Pero claro está que esta central juega su papel funesto de bombero de la lucha de clases. El dirigente de la CGT Philippe Martínez asume las reivindicaciones que surgen espontáneamente entre los trabajadores, en parte, para mejorar la posición de la CGT contra las otras burocracias sindicales con las que compite, pero sobre todo para evitar una rebelión de la clase asalariada y una unificación de las luchas radicales, mientras se encierra a los trabajadores con las cadenas de una lucha nacional.

    De hecho el primer sindicato de Francia en las últimas elecciones sindicales, (en las elecciones sindicales de marzo de 2013 – la participación de los asalariados a estas elecciones fue muy baja, sólo 5.460.000 votaron – los resultados fueron los siguientes: con 26,77% de los votos, la CGT es la principal central sindical francesa; la CFDT recolectó 26,00% de los votos, FO 15,94%, CFE-CGC 9,43%, CFTC 9,30%, Unsa 4,26%, SUD 3,47%) ve como sus tropas de continúan debilitando (676.000 afiliados reivindicados) y es probable que sea superada por la CFDT a principios de 2017 en las próximas elecciones de representantes sindicales. La CGT está totalmente ausente en numerosos sectores y empresas en desarrollo, cuando, en sus antiguos bastiones (EDF, SNCF, La Poste, etc.), podía aspirar a una mejor posición y detener la pérdida de terreno.

    Desde su elección en febrero de 2015, el nuevo jefe de la CGT Philippe Martínez, para “reparar” la organización en crisis desde hace muchos años, ha convocado en repetidas ocasiones las movilizaciones nacionales que han probado ser en su mayoría muy mediocres. En ocasión del 51ª Congreso el 19 de abril de 2016, en el marco de eventos, Martinez repudió la política de conciliación con la CFDT promulgada por el antiguo dirigente Bernard Thibault, enterrando la estrategia de “sindicalismo reunificado”.

    Esta vez se toma de nuevo el tren en marcha del movimiento contra la ley El Khomri iniciado por la movilización de los jóvenes. Pero el contenido de los llamados de la CGT no es convocar una huelga general, sino una “generalización” de la huelga. La CGT se opone, de hecho, a una huelga general; es decir, una lucha para movilizar y unificar al conjunto de movimientos.

    A continuación un repaso de los sucesos en Francia.

    Anunciado el 17 de febrero de 2016, el proyecto El Khomri que tiene como objetivo reformar el Código de trabajo con la finalidad de “proteger a los asalariados, promover las contrataciones y dar más margen de maniobra para la negociación dentro de la empresa”. El proyecto El Khomri se inspira en las recomendaciones de la Comisión europea y en medidas similares aplicadas en otros países de la UE como Italia, España y Alemania con el fin de flexibilizar los términos de los despidos.

    El 18 de febrero, una petición en línea demandando la retirada del proyecto fue puesta en marcha por la activista Caroline De Haas, militante sindicalista, asociativa y de la Unión Nacional de estudiantes de Francia (UNEF); logrando alcanzar 1 millón de firmas el 4 de marzo de 2016.

    El 23 de febrero 10 sindicatos se reunieron (CFDT,CFE-CGC, FO, FSU, SUD, Unsa, UNL, FIDL) demandando la retirada de las tasas de indemnización en caso de despido. La CGT, FSU y SUD sr pusieron a favor de la organización manifestaciones al igual que la UNEF. En el Partido Socialista, el texto es criticado por los disidentes que denuncian su deriva liberal”.

    El 3 de marzo, las llamadas 5 centrales sindicales “reformistas” (CFDT, CFE-CGC, CFTC, Unsa) firman una declaración conjunta alegando que el proyecto de ley puede ser modificado, mientras que los llamados sindicatos “contestatarios” (CGT, FO, FSU) se niegan a estampar sus firmas, exigiendo la retirada total del proyecto de ley.

    La unión de estudiantes UNEF y la UNL (Unión Nacional de Estudiantes de la Escuela Secundaria (liceístas)) se unen a los sindicatos “contestatarios”, mientras que la unión de estudiantes FAGE se alía con los llamados sindicatos “reformistas”. El espectro de las manifestaciones juveniles de 1994 contra el Contrato de integración profesional, así como de aquellas de 2006 contra el Contrato de primer empleo (CPE), ahora resurge.

    El 9 de marzo, el proyecto Khomri se presentó al Consejo de Ministros, al llamado de las organizaciones estudiantiles (UNEF, UNL, FIDL) con el apoyo de la CGT, FO y la Unión Sindical Solidaires, las manifestaciones contra el proyecto de ley en toda Francia registraron una participación estimada entre 224.000 según la policía a 500.000 según los sindicatos (en Paris 27.000 según la policía a 100.000 según los organizadores). Liceistas y estudiantes universitarios desfilaron por las calles cantando “Generación sacrificada”. Pero nada que ver con las grandes manifestaciones de 2006 que lanzaron a la calle a 2 millones de personas forzando la anulación del CPE.

    El 11 de marzo las organizaciones de estudiantes universitarios y liceistas fueron recibidas por el primer ministro.

    El sábado 12 de marzo, los sindicatos CFDT, CGR-CGC, CFT convocaron a manifestaciones.

    El 14 de marzo, luego de reunirse con los sindicatos y las organizaciones estudiantiles, el gobierno anuncia haber modificado el proyecto de ley, acción que es bien recibida por la CFDT, mientras que la CGT, FO y la UNEF continúan exigiendo el retiro del proyecto de ley.

    El 17 de marzo, entre 69.000 y 150.000 manifestantes, según las fuentes, marcharon contra el proyecto de ley al llamado de 23 organizaciones juveniles (UNEF, principal sindicato estudiantil, con 30,000 adherentes, UNI; FAGE no se unió a ningún movimiento; y las uniones de liceistas: FIDL, SGL, UNL; otras como las juventudes de la CGT, Estudiantes de Solidaires, Generación Precaria, “Maison des potes”, jóvenes NPA, los jóvenes ambientalistas, las juventudes socialistas, juventudes comunistas, feministas), con bloqueos más o menos completos de liceos y universidades. El 24 de marzo, la mayoría de las organizaciones juveniles llamó de nuevo a salir a las calles en contra de la Ley del Trabajo, tras el panorama de Estado de Emergencia y los atentados ocurridos en Bruselas.

    El 31 de marzo de 2016 a los llamados de los sindicatos de trabajadores y las organizaciones de jóvenes (CGT, FO, SUD, FSU, UNEF, FIDL, UNL), las manifestaciones reunieron entre 390,000 y 1,2 millones de personas entre las cuales se contaron 200.000 jóvenes en 250 ciudades con más de 200 escuelas secundarias bloqueadas así como varias universidades. Los enfrentamientos entre jóvenes y la policía estallaron en varios lugares como París, Nantes, Toulouse, Grenoble y Rennes.

    Tras la manifestación del 31 de marzo, gran cantidad de manifestantes, en su mayoría jóvenes, tomaron sitio en la Plaza de la República. Allí nació el movimiento “NuitDebout”, que se presenta como ciudadano y pacifista, que ocupa en las noches la Plaza de la República en Paris, inspirado en movimientos como el de los “Indignados” en España y el movimiento estadounidense contra la Bolsa “Occupy Wall Street” (movimiento de protesta pacífica que denuncia el “abusos” del capitalismo financiero, que comenzó el 17 de septiembre de 2011). Aparte de matones vinculados a facciones politizadas, los jóvenes son también objetivo de las fuerzas policiales según los testimonios de la prensa, cosa que hace aumentar en ellos la furia y la disposición de combate.

    El 28 de abril, en una nueva jornada de manifestaciones se realizaron 209 marchas contando entre 170.000 participantes según la policía y 500.000 según la CGT. Los enfrentamientos entre manifestantes y la policía toman lugar sobre todo en París y Rennes, sin saberse quien en realidad los comienza.

    Así, durante el desfile del 1º de Mayo en París, las fuerzas policiales disolvieron la marcha rompiendo el avance de los jóvenes manifestantes, ante la “indiferencia” de las brigadas de orden de la CGT.

    El 10 de Mayo Manuel Valls decide apelar al artículo 49 párrafo 3 de la constitución, el cual permite la adopción de un proyecto de ley sin necesidad de ser aprobado por voto parlamentario.

    El 12 de Mayo, mientras nuevas manifestaciones estallaban en contra del proyecto, la moción de censura presentada por los diputados de todas las tendencias contó con el apoyo de 246 diputados (los partidos de derecha, los republicanos, UDI y Frente de Izquierda) menos la franja disidente del Partido Socialista sin alcanzar los 288 votos requeridos; por lo tanto es rechazada, dando como resultado la aprobación del proyecto de ley por la Asamblea Nacional en primera lectura. El texto debe ser ahora examinado por el Senado.

    El 13 de mayo, en Rennes, 300 manifestantes se reunieron y una estación de policía fue atacada por 200 “activistas”.

    Durante la semana del 16 al 22 de mayo, nuevas manifestaciones se llevan a cabo, el19 de mayo de 128.000 a 400.000 personas salen a la calle y comienza un movimiento huelgario sobre todo el 17 de mayo los trabajadores ferroviarios (cheminots), trabajadores de refinerías, aeropuertos y puertos. Pero el movimiento limitado por la CGT no continua y no provoca una parálisis.

    El 23 de mayo los bloqueos de refinerías y depósitos de petróleo y el hecho de que los conductores tienden a hacer reservas causaron interrupción parcial de la distribución de combustible en varias cadenas de estaciones de servicio; las fuerzas de seguridad de la policía (CRS - Compagnies Républicaines de Sécurité) intervinieron para desbloquear la refinería y los depósitos de Fos sur Mer. El 24 de mayo, las ocho refinerías francesas se vieron afectadas por las huelgas. El 26 de mayo, el sindicato de tipógrafos de la CGT impidió la publicación de títulos de la prensa nacional, que se negó a publicar un artículo de Philippe Martínez.

    El 25 de Mayo los accesos a los depósitos de combustible de Douchy-les-mines en el Norte fueron bloqueados por alrededor de 80 sindicalistas, la mayoría de ellos de la CGT pero también del SUD y fue despejada por las fuerzas del orden.

    Desde el 12 de Mayo, estibadores, los portuarios, los trabajadores petroleros y del ferrocarril entran en lucha en Le Havre, uno de los centros neurálgicos de la economía francesa.

    El equivalente a cinco reactores nucleares de un total de 58 fue retirado de la generación eléctrica nacional durante dos días, 25 y 26 de mayo, indicó la CGT-energía el 26 de mayo. Si bien esta no es la primera vez que las huelgas de las centrales provocan descensos de producción, es raro que suceda como parte de un movimiento social no ligado a la situación interna de la empresa.

    El 26 de mayo es decretado “día nacional” de huelgas por la CGT-FO. En París, la prefectura contó entre 18.000 y 19.000 manifestantes en la calle, 100.000 según los sindicatos. La escasez de combustible afectó a más del 20% de las estaciones de servicio mientras que las centrales nucleares redujeron su producción de electricidad.

    El jueves 27 de mayo las manifestaciones conducen a nuevos hechos de violencia; en París dos personas resultaron gravemente heridas en la cabeza; Caen es un joven es golpeado en el suelo por los agentes de policía.

    El 28 de mayo, entre participaron entre 150.000 y 300.000 personas en las manifestaciones y las acciones de bloqueo continuaron en las estaciones de servicios, depósitos de combustible y las centrales nucleares. En París, los enfrentamientos estallaron después del inicio de la caminata a la Plaza de la Bastilla, cuando manifestantes encapuchados se enfrentaron con los CRS. Una vez más los jóvenes manifestantes se colocaron a la cabeza de las acciones de protesta, cortando las principales delegaciones sindicales al momento en que entraban en la Plaza de la Nación donde fueron atacados violentamente por las fuerzas policiales. En Burdeos, cerca de 100 personas atacaron una estación de policía y dañaron un automóvil de la policía. En Nantes manifestantes rompieron ventanas de bancos, mientras que las fuerzas de seguridad respondieron con gases lacrimógenos. En la ciudad portuaria de Le Havre, al menos 10.000 estibadores y otros manifestantes se reunieron. Según informes de prensa el estado de ánimo frente al Hotel de Ville era áspero. Los manifestantes arrojaron bombas de humo y fuegos artificiales, el lugar resonaba con la explosiones. Los carteles en la escena llevaban la imagen de una lápida cubierta de sangre representando el proyecto de ley con la inscripción: “No modificable, no negociable: Eliminar la ley El Khomri”.

    El 31 de Mayo, diez días antes de la Eurocopa del futbol, se inició una huelga indefinida en el Sistema Nacional de Ferrocarriles (SNCF) organizada por los tres principales sindicatos (CGT, UNSA, SUD-Rail; la CFDT, después de firmar el aviso de huelga, se retiró después de las primeras promesas del gobierno) con la intención de presionar en la fase final de las negociaciones sobre la duración de la jornada de trabajo de los ferroviarios (organización más flexible del tiempo de trabajo más para la apertura ampliada a la competencia a partir de 2020). La CFDT es la cuarta fuerza sindical en la SNCF y en segundo lugar la UNSA. La CGT tiene fuertes bastiones entre los conductores y controladores (los dos oficios más capaces de bloquear el tráfico de trenes). CGT-cheminots (ferroviarios) y SUD-Rail están a favor de la anulación de la ley, mientras que UNSA se opone únicamente al proyecto de reforma del estatuto de los trabajadores ferroviarios (cheminots). La CFDT no se asoció a estas huelgas, fracturando la unión sindical de SNCF.

    Según el ministro de Transporte, el 60% de los trenes de alta velocidad (TGV), el 50% de los trenes regionales parisinos y el 45% de los interurbanos estuvieron en circulación. La Autoridad de Transporte de París ha sido llamada a la huelga, pero ha tenido muy poca participación; en cambio la CGT ha llamado a huelga ilimitada.

    La siguiente gran manifestación contra la ley de trabajo tuvo lugar el 14 de Junio.

    Y, en efecto, el 1 de junio sólo el 17% de la plantilla SNCF se declaró huelguista para el primer día de huelga indefinida al llamado de la CGT, UNSA y SUD Rail! No hubo huelga en el Eurostar! Tráfico de trenes subterráneos normal, y solo algunas perturbaciones en las líneas de RER. Mucho ruido para nada.

    ¡Y allí, la CGT se quitó la máscara! El domingo 30 de mayo, Phillippe Martínez celebraba que el primer ministro le había llamado por teléfono el día anterior, lo que confirma que la CGT, a pesar de la creciente ola de huelgas, continuó reuniéndose tras bastidores con el Partido Socialista y quiere llegar a un acuerdo para garantizar la aprobación de la ley. En la tarde del lunes 31, él dijo, durante una entrevista-debate por radio con el jefe de la CFDT, estar preparado para “renegociar” con el gobierno sin exigir la “retirada” del texto (el proyecto de ley El Khomri). Sólo enumeró cuatro puntos de desacuerdo: la inversión de la jerarquía de las normas con la preeminencia de los acuerdos comerciales en la organización del trabajo en el artículo 2 del proyecto de ley; la definición de despidos por motivos económicos; la celebración de un referéndum en el caso de un acuerdo minoritario y, por último, la reforma de la medicina del trabajo. Philippe Martínez hizo hincapié en la participación de su organización en las negociaciones, recordando que ha suscrito 85% de los acuerdos en negociación.

    El 31 de mayo fue un día de manifestaciones y huelgas en los servicios públicos en Bélgica. El movimiento, que afectó al transporte público, escuelas, oficina de correos, fue planeado con anticipación. No había una movilización organizada por los sindicatos mayoritarios desde el establecimiento en 2014 de la coalición de centro-derecha dirigida por el liberal francófono Charles Michel. Otras acciones, manifestaciones y huelgas generales estaban previstas para el 24 de junio y el 7 de octubre.

    Es obvio que el estado de emergencia puesto en marcha por los gobiernos burgueses en Francia y Bélgica poco después de los ataques terroristas en París el año pasado no era sólo para prevenir acciones de las redes terroristas islámicas, sino también para neutralizar el desarrollo de oposición social que se preparaba.

    Los trabajadores de toda Europa están siguiendo de cerca las luchas en Francia, Bélgica, Grecia, y deben rechazar cualquier intento de dividir sus luchas por las fronteras nacionales. Al contrario, deben buscar unir sus luchas en su territorio y más allá de las fronteras nacionales. ¡Y ninguna de las centrales sindicales actuales los ayudará a realizar esto! Más bien lo contrario.

     

     

     

     

     

     

     

     


    VIDA DE PARTIDO

    REUNIÓN GENERAL
    Cortona - 21-22 de mayo de 2016

      

    La reunión de Cortona contó con la presencia de compañeros de Gran Bretaña, Turín, Génova, Veneto, Francia, Alemania, Cortona, Roma, Florencia, Parma y Bari. Las sesiones se llevaron a cabo en el ambiente habitual de compromiso, orden y firmeza, sin las pérdidas de tiempo (por personalismos, polémicas, debates, etc.) que caracterizan al método democrático-congresual, que es exactamente el contrario al nuestro.

    Somos conscientes de la gravedad y la dificultad del trabajo (del llevado a cabo hasta ahora por setenta años, y del que tenemos por delante) exigido a nuestro pequeño partido para volver a tejer la red del verdadero órgano político internacional de la clase obrera y del comunismo.

    Con este fin, hemos considerado siempre las periódicas y frecuentes reuniones generales el mejor de los instrumentos para la transmisión de un bagaje de conocimientos y formas de actuar que son solo propias de nuestro colectivo militante. Un partido, único entre los muchos que han seguido en la clase obrera, que puede, incluso hoy, a una escala cuantitativamente reducida, conseguir un comportamiento coherente con la naturaleza comunista que nuestro movimiento, en su compleja y secular historia, de Marx en adelante, ha prefigurado y ha dado vida al órgano de la emancipación política proletaria, a pesar de que incluso la Tercera Internacional fue capaz de comprender plenamente la necesidad y ponerlos en práctica. Una forma de ser y de funcionamiento tan antigua y nueva, opuesta e incluso incompatible con la de aquellos partidos, revolucionarios en su momento, de la clase burguesa.

    A continuación presentamos la primera parte de los resúmenes de los muchos y difíciles informes que fueron presentados en esta reunión.

     

    CURSO DE LA ECONOMÍA MUNDIAL

    El informe sobre las tendencias en la economía mundial ha proporcionado una primera actualización los datos estadísticos sobre la producción y el comercio. Resulta que los Estados Unidos desde septiembre 2015 están de nuevo en recesión, China continua mostrando desaceleración en su crecimiento (en los datos oficiales), pero con la producción de electricidad, acero y cemento en contracción. Un modesto crecimiento en Alemania y otros países europeos, excluido el Reino Unido. Muy contenido crecimiento de las exportaciones, en dólares constantes, de todos los países, incluyendo China.

    La contradicción entre la socialización de las fuerzas productivas y la apropiación privada conduce a las crisis cíclicas de sobreproducción. No todas las crisis de sobreproducción son también crisis sociales y políticas. Desde mediados del siglo XIX, se han presentado tres grandes crisis históricas que han planteado el problema de la toma del poder por el proletariado: la gran crisis europea de 1848, cuando, tras la revolución burguesa de Febrero, el proletariado francés intentó tomar el poder; la Comuna de París, un “asalto al cielo”, porque el proletariado de París era inmaduro en el plano teórico y programático; los años sucesivos a la gloriosa revolución de 1917 en Rusia, cuando todos los comunistas veían posible la revolución comunista en Europa.

    Otra gran crisis de sobreproducción se presentó en los años posteriores a 1929. Sin embargo, el proletariado mundial no pudo aprovecharla a causa del reflujo de la revolución a mediados de los años veinte, acompañado y alentado por la táctica desastrosa del frente único político de la Internacional que, en vez de reforzar los partidos comunistas de los diversos países los debilitó y los confundió. La contrarrevolución burguesa y capitalista, después triunfó en el estado ya Comunista de Rusia.

    La Segunda Guerra Mundial permitió al capitalismo superar la crisis de los años Treinta y recomenzar un largo ciclo de acumulación, sólo interrumpido por breves recesiones poco profundas y circunscritas a países específicos. Desde 1973, este periodo es definitivamente cerrado y el capitalismo mundial pasó de una sobreproducción a otra de acuerdo con un ciclo que varía de 7 a 10 años.

    Fue el formidable desarrollo del capitalismo en China en los últimos treinta años el que permitió al imperialismo occidental y japonés evitar una crisis histórica comparable a la de la entreguerra. Pero hoy se presentan todas las condiciones para una grave crisis de sobreproducción en China, donde los primeros signos ya se manifiestan en una desaceleración de la producción y en particular en la industria pesada.

    La superposición de la sobreproducción en China, y en general en los países en rápido desarrollo como Brasil y la India, con la crisis económica del viejo decrépito capitalismo de los Estados Unidos, Europa, Japón conducirá a una incontenible deflación que la verá hundirse junto a las producciones y el sistema financiero mundial.

    Con el agravamiento de la crisis ninguna intervención financiera podrá detener la deflación. Las medidas adoptadas por los bancos centrales serán entonces, no sólo ineficaces, sino que implicarán nuevas quiebras bancarias. Los bancos comerciales depositaron sus títulos valores en los bancos centrales; los miles de millones de las obligaciones adquiridas por los bancos centrales, en un vano intento de combatir la deflación, terminarán depreciados, generando de rebote la quiebra de los bancos comerciales.

    La depreciación de los títulos valores se expresa hoy en las tasas de interés negativas. Más de 10.000 bilións de euros de la deuda pública se cambian ahora a una tasa inferior a cero: las instituciones financieras pagan para pedir dinero prestado a los Estados, admitiendo de este modo que su dinero está de hecho sobrevaluado, anunciando así la próxima fuerte devaluación de los títulos valores de todo tipo.

    La crisis, que traerá consigo el fracaso de muchos Estados, con efectos mucho peores que los conocidos en la historia reciente de Argentina, Grecia, Irlanda, quebrantará la fuerza moral y la política de defensa de las clases dominantes.

    La dialéctica científica marxista no es una bola de cristal donde se lee el futuro, pero del futuro conoce algunas leyes y condiciones. Nosotros, descendiendo del estudio del curso secular del capitalismo mundial que considera la duración de los ciclos de la industria, podemos predecir el comienzo de esta gran crisis histórica en un futuro muy próximo.

    Hoy en día se está avecinando un nuevo giro de la historia, lo que podría crear las condiciones para el derrocamiento del poder de la clase burguesa por parte del proletariado revolucionario, premisa para el paso del modo de producción fundado en el capital al comunismo.

    La larga contrarrevolución ha distorsionado o destruido todas las organizaciones del proletariado, en la práctica ha sustituido con la competencia la solidaridad entre los trabajadores y en vez de la conciencia ha instalado una horrible confusión. Casi todo tiene que ser reconstruido, ser redescubierto! Sólo una pequeñísima minoría, en la confusión general, ha sabido mantener el hilo programático y teórico que va del Manifiesto del Partido Comunista de 1848 a la revolución rusa de Octubre de 1917 a la fundación del Partido Comunista de Italia en Livorno en 1921 hasta nuestro pequeño partido internacional de hoy.

    Pero la contrarrevolución no puede impedir que la Tierra siga girando. No puede impedir que el proletariado continúe con su lucha diaria contra la explotación patronal. No ha podido impedir que el capitalismo mientras completa su recorrido por todo el planeta, y con ello que los pueblos de color hicieran su revolución burguesa, permitiendo un desarrollo gigante de las fuerzas productivas en los nuevos continentes, sobre todo en Asia. En los viejos países imperialistas en el período de posguerra, la acumulación frenética del capital ha empujado a la socialización de las fuerzas productivas a un nivel sin precedentes. Todos los desarrollos materiales irreversibles hacen que sea posible anticipar y facilitar el pasaje a la sociedad comunista. El campesinado que en los años veinte representaba, en países como Francia o Italia, cerca de la mitad de la población activa, hoy constituye menos del 3%. La revolución comunista que surgirá de esta crisis histórica será mucho más internacional y vigorosa.

    Sólo dos posibilidades históricas se confrontan ante esta nueva crisis de época. Una es la destrucción política y social revolucionaria del capitalismo; la otra, una tercera guerra imperial, igual y más destructiva, pero para la regeneración del capitalismo.

    La guerra vería enfrentarse dos bloques monstruosos cada uno con su cabeza, por un lado los Estados Unidos, por el otro China, teniendo como teatro Europa, Asia, África y América. Kissinger, en el caso de la tercera guerra mundial, calculaba 500 millones de muertos, previsión que tal vez quedó corta.

    Hoy en día uno de los principales contendientes, China, no está preparado. El imperialismo chino se coloca, en contra de los Estados Unidos, en la misma posición que ocupaban respecto a Inglaterra a principios del siglo XX. En la industria pesada – acero, cemento, electricidad, etc. – el capitalismo chino ha alcanzado e incluso superado la producción estadounidense, no sólo en el volumen total, sino también por habitante. Sin embargo, todavía China presenta un marcado retraso en el plano técnico y militar, pero se apresura a recuperarse.

    Pero antes de la guerra que vendrá, al menos una cosa es predecible que ocurra: la explosión de una crisis catastrófica, económica y socialmente, que reanudará la lucha de clases entre el proletariado y la burguesía.

    Con tiempos que pueden no ser paralelos con respecto a la recuperación del más grande choque de la clase obrera con la burguesía y de su reorganización sindical, deberá irse formando en su seno una vanguardia que encuentre el programa y la teoría del comunismo marxista. Esta condición subjetiva, la existencia de un partido comunista, que haya adquirido una influencia decisiva en el seno de clase, mediante toda una red de organismos de defensa de los intereses inmediatos de los trabajadores, los sindicatos, centralizada bajo su dirección, es una condición necesaria para el derrocamiento de la burguesía y para la toma revolucionaria del poder.

    La existencia de nuestro pequeño partido no puede dejar de favorecer y acelerar este proceso de constitución en clase del proletariado – y después en un gran partido comunista mundial – y también estimular y dirigir la formación de sindicatos de clase, que tratarán de unificarla y centralizarla a escala nacional e internacional.

    Evidentemente tal proceso no será lineal, acusará avances y repliegues y exigirá un gasto de energías considerable de esta vanguardia organizada en partido con el fin de ganarse a las grandes masas para la causa del comunismo, incluso cuando la democracia burguesa probablemente le forzará a la clandestinidad en una parte de la actividad y de la propaganda del partido.

    De la crisis del capitalismo surgirá a continuación, el movimiento emancipador comunista, un nuevo soplo de vida a toda la sociedad que acabará con las miasmas sombrías de la burguesía agonizante.

     

    LA INTERVENCIÓN DEL PCD’I EN LA GUERRA CIVIL EN ITALIA

    Continuando con la serie sobre la Guerra Civil en Italia en la primera guerra mundial, el informe examinó la estructura militar del Partido Comunista de Italia, ya organizada en los meses siguientes a su constitución.

    Antes de entrar en el argumento el relator reiteró la posición del marxismo sobre el uso de la violencia en la lucha entre las clases. El materialismo dialéctico se pone de frente con una posición histórica y no moral abstracta. La violencia social no se juzga, se explica. Surge de la naturaleza de las relaciones sociales capitalistas. El comunismo exalta la de la clase obrera, la que combate contra el enemigo burgués.

    Pero los comunistas también establecen que la violencia proletaria será siempre una inevitable necesidad histórica, tanto contra la violencia defensiva patronal y estatal, como también por el derrocamiento del poder de la clase burguesa. Este es uno de los pilares fundamentales del programa del partido.

    De ello se desprende que no podemos participar en el juego tonto acerca de quién fue el primero en infringir la legalidad y en introducir métodos violentos en la normal y civilizada competencia política. En el período que tratamos este sistema de la culpa, que compartían socialistas y fascistas, representó una verdadera traición porque suponía que la reacción burguesa pudo haberse evitado y que el proletariado no debería tener que reaccionar ante la reacción blanca.

    Los comunistas sosteníamos el criterio opuesto, o sea, la necesidad de responder al adversario con sus propios métodos; difícil tarea, que se veía obstaculizada por el pacifismo de los otros partidos proletarios. Precisamente por su actitud intransigente y revolucionaria el Partido Comunista y sus organizaciones se convirtieron en el blanco preferido de la represión legal estatal y de la extralegal fascista.

    Frente a esta conjunta represión de Estado y fascismo la actitud del partido comunista era clara: “La ola de reacción que sorprendió a nuestro partido en su nacimiento fue, con certeza, saludable. Sirvió como un entrenamiento para los individuos y para los organismos de comando [...] Puesto que los acontecimientos eran apremiantes y nuestra preparación debía darse prisa, no era admisible que los comunistas italianos perdieran un solo minuto en el trabajo de consolidación de sus propias filas [... ] ya que nuestro partido no ha reclutado con el sistema de coerción, los que no están dispuestos a hacer todo lo que el partido quiere que se haga pueden libremente e inmediatamente alejarse de nosotros. Pero aquellos que aceptan mantenerse firmes, que entran en el Partido Comunista, declaran renunciar a muchas libertades [...] Estamos en una guerra librada, y también para nosotros y para nuestros militantes rige un código de guerra” (Il Comunista, 7 de abril de 1921).

    Sólo había dos vías: o la dictadura abierta de la contrarrevolución, o la dictadura revolucionaria del proletariado.

    El choque entre el proletariado y la guardia blanca era inevitable no porque esta última fuera a llevar una acción subversiva contra el ordenamiento legal constituido, por el contrario, porque era la última defensa de ese orden contra el avance de la revolución. Más que lloriquear con protestas contra el presunto subversor del orden democrático, legal, civil: es el proletariado, entendido como una clase revolucionaria, el “agresor”, el “provocador” y “violento” que persigue el objetivo histórico de la subversión del orden presente, a pesar de que la burguesía esté plenamente dentro de sus propios cánones democráticos y constitucionales.

    Magníficas batallas que se desataron en muchos centros proletarios, pusieron en evidencia la determinación a la lucha de la clase obrera y su inmediata predisposición a aceptar al Partido Comunista como referencia natural y guía.

    El relator se centró en la organización de las escuadras armadas del partido, como será informado ampliamente en la prensa. Por órdenes estrictas del centro la organización militar debía evitar la publicidad o la ostentación, que sólo habrían dado al enemigo indicaciones sobre nuestras fuerzas. Esa reserva silenciosa inducía a nuestros adversarios a la conclusión de que el aparato clandestino del Partido Comunista de Italia era casi inexistente, y los estalinistas, sabiendo que dicen una falsedad, han hecho propia esta tesis.

    El plan, al interior del aparato ilegal, del sector paramilitar estaba estrechamente relacionado con la política general del partido. Se planteaba “el problema de la preparación revolucionaria de estas bases: unir, encuadrar, organizar también militarmente a las fuerzas cuyo objetivo es remover las bases del Estado, pero sólo aquellos que ven esto como una antítesis entre dos posibilidades de la historia o la conservación del Estado burgués, democrático y reaccionario, al mismo tiempo, o la construcción del estado proletario basado en la dictadura de clase” (“Il Comunista”, 7 de agosto de 1921).

    Esta táctica de intransigencia y de “aislamiento”, evitando cualquier alianza central o local entre organismos políticos, le permitiría polarizar hacia el partido comunista a la parte más combativa del proletariado, la que, incluso en la retirada, hacía frente al enemigo bajo las banderas clasistas de la revolución.

    Para el encuadramiento ilegal fue requerida la participación de todos los miembros del partido y de la juventud comunista, a menos que fueran físicamente impedidos o fueran dedicados a otras tareas. Se incluyó incluso a los simpatizantes en los que se podía alimentar una completa confianza. Además en estas escuadras comunistas también se permitían elementos sindicalistas y anarquistas, siempre que no estuvieran comprometidos por restricciones disciplinarias en sus acciones.

    Las escuadras se movilizaban de forma permanente para defender la sede del partido, la “ronda roja” vigilaba en los centros proletarios de las ciudades, haciéndolas impenetrables a las escuadras fascistas. Cada escuadra participaba en cursos paramilitares a través de las “asociaciones de entrenamiento proletarias”. Los jefes de agrupación eran llamados cada 15 días para informes, en los cuales se referían al comando sobre el trabajo de vigilancia, el control, la supervisión, las dificultades y las objeciones del caso. Después de un resumen general del comandante, se distribuía la orden de trabajo para los próximos quince días. Los responsables, a través de las estafetas, eran capaces de rastrear y disponerse a la acción con hombres en una hora. Las escuadras auxiliares compuestas por mujeres y sin forma física, llevaban a cabo actividades de información y procuraban refugios para ocultar a los militantes de las investigaciones policiales.

    A partir del invierno de 1921-1922 la organización militar comunista adquirió una mayor consistencia: unidades bien armadas y eficientes se tenían en Trieste, Turín, Milán, Novara, Génova, Florencia, Roma, Bari.

    Junto a la práctica más propiamente de confrontación armada, algunos elementos eran seleccionados para tareas de estudio, información, penetración en el ejército, en los almacenes, en las oficinas militares del Estado, sus propios medios de comunicación, etc.

    Una acción se hizo en la liga de los mutilados, inválidos y veteranos de guerra ya que se transformaba en un centro de fuerzas de élite de la clase obrera para la lucha armada.

    Naturalmente la primera base de la organización ilegal fue la Federación de Jóvenes del partido. Esta se hizo cargo de la organización de los compañeros en el ejército con el propósito de tejer una red clandestina para procurar armas y reclutar hombres listos para ponerlos en contra del enemigo de clase en caso de guerra civil, así como obtener información sobre los regimientos, los depósitos, la configuración de los cuarteles.

    El otro aspecto de la actividad ilegal del partido, que nunca ha sido tenido en consideración por los que han escrito sobre el tema, era el espionaje, la capacidad de infiltrar agentes dentro de los organismos represivos del Estado: las estaciones de policía, el ejército, etc.

     

    Alemania 1919‑1923
    ENTRE LA SOCIALDEMOCRACIA Y EL COMUNISMO

    La fallida revolución de Alemania en los años 1919-1923, fue el factor determinante de la derrota, entonces de todo el proletariado occidental y de la posibilidad de extender la revolución rusa a Europa, y así la total victoria del comunismo en todo el mundo. El partido consideró necesario reanudar el estudio para sacar la correcta lección de una experiencia en parte negativa, grave y difícil, pero de nuestra clase y de nuestra Internacional. Las enseñanzas de hechos potentes como los de Alemania tendrán un valor esencial y una segura guía para los revolucionarios del mañana.

    Los compañeros encargados ahora de esta tarea tienen a su disposición una solida base en los múltiples trabajos del partido dedicados al tema, considerados siempre como semi-terminados. El objetivo es por un lado, volver a presentar las conclusiones que el partido alcanzó respecto a los factores que llevaron a la derrota, y por el otro lado profundizar en aspectos cruciales particulares.

    Se ha considerado necesario primero describir la formación del moderno estado burgués alemán, con la Alemania que devenía en una de las primeras potencias industriales mundiales, y con la formación de una clase obrera moderna y bien organizada. En 1848, cuando la burguesía, temerosa de ser arrollada por la ola revolucionaria, renuncia a alcanzar sus objetivos, al 1862-1871 cuando el ejercito prusiano y la hábil política de Bismarck constituyen el estado unitario nacional, con la burguesía encubierta en la burocracia imperial y en la casta militar de los Junker. En tales condiciones la reivindicación de los socialdemócratas y de los independentistas de 1918, sobre la república burguesa – a diferencia de Rusia en el febrero de 1917 – asumía un carácter reaccionario.

    En este ambiente crece y se desarrolla el Partido Socialdemócrata Alemán, con razón considerado el más importante de Segunda Internacional: Este será el tema que se expondrá en la próxima reunión.

    La derrota de la revolución en Alemania en los años 1919-1923, debe ser ante todo imputada al carácter y a la función contrarrevolucionaria de la pletórica Socialdemocracia, ya manifiesta en el voto por los créditos de guerra en 1914. A este factor se añadirán otros dos.

    Primero, hasta enero del 1919, la ausencia del Partido Comunista, debido a la rémora de la Liga de Espartaco al distanciarse del SPD primero y del USPD después, en el falaz intento de no perder influencia sobre el proletariado alemán, y sobre sus grandes organizaciones que la Socialdemocracia controlaba.

    Además, existía el error programático de creer que las masas trabajadoras podrían insurgir espontáneamente sin la dirección del partido. En ausencia del partido y de su clara dirección política, el proletariado, dejado a la espontaneidad de su rabia, será inexorablemente llevado a la represión y a la derrota. Es verdad que la escisión y la fundación de un partido no se pueden decidir y llevar a cabo en cualquier momento, pero es también verdad que la madurez histórica que ha seleccionado el programa de un partido y llama a la necesidad de la escisión, no se localiza en el grado de la consciencia difusa de las masas. Y el partido debe estar en capacidad de leer las lecciones de los eventos históricos y de dilucidar la justa táctica, anticipándose así mismo a las masas o a las futuras necesidades de la lucha, como a cualquier generoso movimiento espontaneo, que sólo estará condenado al fracaso.

    En los años siguientes también contribuyeron a la derrota otros errores tácticos, que parecían discurrirse entre los del KPD y los de la Internacional Comunista, con el resultado final de la degeneración de nuestro movimiento en todo el mundo. El KPD, siempre ligado de alguna manera a la socialdemocracia, seguía convencido de la posibilidad de una transición pacífica y gradual al socialismo, y listo para llamar a la huelga, pero esta no era la insurrección armada. Así se deslizó bajo la dirección de la Internacional, el error táctico bestial del Frente Único entre los partidos y sucesivamente aquello del Gobierno Obrero.

    Objeto de estudio del partido están además las fracciones estrenas de izquierda: Tirar del KAPD y de las “Uniones” las enseñanzas negativas, propensas al paroxismo de los Gorter y de los Pannekoek, es necesario para la reproposición integral del marxismo revolucionario, el análisis y la crítica del inmediatismo, del espontaneismo, del obrerismo, del cooperativismo, del consejismo, etc. Que fueron causa y efecto de la debilidad del proletariado alemán.

    Por lo tanto volviendo sobre nuestros escritos, y también de fuentes históricas burguesas y de adversarios, se muestra como la posición de la Izquierda Comunista Italiana –asumida ya por la Tercera Internacional contra sus tácticas erróneas, ejemplificadas claramente en Alemania y común en otros ámbitos como el italiano – han sido confirmadas por los acontecimientos que siguieron.

    Y este trabajo no tiene ninguna intención historiográfica, pero sí de señalar los falsos caminos que no deben transitar los revolucionarios del mañana.

     

    La cuestión militar
    PRIMERA GUERRA MUNDIAL - LA CAMPAÑA AUSTRO-SERBIA

    El frente oriental, que se contraponía a los Imperios Centrales y Rusia, a lo largo de miles de kilómetros, desde Lituania hasta Ucrania, con grandes bosques, lagos y pantanos, y extensas llanuras, no podía estar saturado de hombres, cañones y trincheras como en occidente, donde se impuso guerra de posiciones. Aquí había una combinación de guerra de rápidos movimientos y de posiciones.

    Dos eran las cuestiones políticas: adhesión, o la separación de Polonia entre Alemania, Austria-Hungría y Rusia y la expansión paneslavista de Serbia.

    La guerra austro-serbia, breve y colateral, que se desarrolló en tres campañas sucesivas entre agosto y diciembre de 1914, hizo emerger las ineficiencias insospechadas en el probado ejército austrohúngaro, incapaces de cerrar en poco tiempo la cuestión contra el pequeño pero tenas ejército serbio. La elección de Viena para participar simultáneamente en dos frentes, el ruso y el serbio, opuestos y lejanos, se reveló insensata cuando habría podido primero liquidar a Rusia con la ayuda de Alemania.

    Eran dos ejércitos profundamente diferentes. El austrohúngaro, moderno, bien equipado y adiestrado para las grandes campañas de estampa napoleónica, pero multiétnico, con fuerte composición de soldados de origen eslavo que fueron tomados prisioneros, especialmente los oficiales, para luego entrar en las filas serbias.

    El ejército serbio estaba dividido en tres niveles, de los cuales el tercero no tenía siquiera uniformes y un válido armamento, pero estaba compuesto por tenaces montañeses con fuertes motivaciones para la guerra agrupados en pequeñas y ágiles formaciones. Escasa la artillería, suministrada por Rusia, mientras que Francia e Inglaterra proporcionaban las municiones.

    El teatro elegido por el comandante austríaco para la invasión de Serbia era la zona fronteriza cerca del Danubio, de la Sava y de la Drina, que se caracteriza por corrientes de agua impetuosas que fluían en abruptos cañones o en densos bosques, zona absolutamente inadecuada para su ejército que necesitaba cómodas y rápidas vías de comunicación para suministros, mientras en aquella zona hay pocos caminos e incluso una línea ferroviaria. La única que estaba detrás de las líneas serbias.

    Inicialmente Viena pensó que Rusia era neutral y dio inicio a la movilización de siete cuerpos de armada. Cuando sólo después de una semana fue clara la intervención de Rusia, fueron súbitamente retirados dos cuerpos de la armada destinados al norte y también a un tercer cuerpo se le ordenó estar listo para partir hacia Galicia. A pesar de este sensible redimensionamiento de las fuerzas el comando austríaco atacó, teniendo también el problema de impedir una invasión del ejército serbio en el sur de Bosnia, habitada por una numerosa comunidad serbia, que seguramente le ayudaría.

    La primera campaña de 12 al 24 agosto de 1914 comienza con el bombardeo de Belgrado. La avanzada fue dificultosa por el terreno difícil, no apto para el transporte de artillería pesada y columnas de carros. Los dos ejércitos avanzaban “buscándose”.

    El combate duró hasta el 19 de agosto cuando los austriacos se vieron obligados a retirarse desordenadamente sobre el Drina, dejando en el campo de una gran cantidad de material. Pero la búsqueda de Serbia fue débil por el agotamiento de las tropas y la falta de provisiones.

    En sólo 12 días de guerra los austriacos acusaron a 22.000 entre muertos y heridos y 25.000 prisioneros, la mayor parte eslava, más la pérdida de todo el material bélico.

    El comando supremo austríaco había cometido el error político de afrontar dos campañas simultáneas y el general Potiorek en la estrategia a insistir en la maniobra envolvente después de la reducción de sus fuerzas. Pero la derrota fue más perjudicial para Austria en el plano moral que práctico, en un imperio de más de 50 millones de súbditos.

    El éxito serbio se debió al conocimiento del territorio, al apoyo de la población y a la mejor lucidez estratégica general Putnik, que supo esperar con calma al adversario en una zona favorable; pero esta victoria le hizo perder el sentido de la proporción a los serbios que llevaron a cabo la segunda campaña con bravuconería y planes equivocados.

    Para la segunda campaña, en septiembre de 1914, la reorganización de los dos ejércitos para fines ofensivos fue iniciada inmediatamente después de la primera campaña porque intervinieron fuertes presiones de sus respectivos aliados.

    Potiorek concentró la fuerza en un área más limitada, pero siempre en la misma zona de la que conocía las dificultades y la ausencia de vías de comunicación. Erróneamente él no creía en un ataque austríaco con facilidad en el valle del Morava, acceso de todas las históricas invasiones de Serbia.

    A los serbios los rusos les pidieron llevar alguna ofensiva con el fin de retardar la partida de los contingentes austríacos con destino a Galicia, donde los rusos estaban en dificultades después de haber sufrido dos derrotas en las batallas de Krasic y de Komarov.

    Pero el precedente éxito defensivo de los serbios en su propio territorio no le garantizaba en absoluto una ofensiva en territorio enemigo, que no conocían tan bien, y por la falta de provisiones, medios de transporte de tropas y adiestramiento ofensivo, en un territorio cuya población era croata, húngara y rumana que no serían favorables a ellos. Razonablemente habrían debido atacar en Bosnia atravesando la Drina.

    El ataque de Putnik al norte de Belgrado fue neutralizado rápidamente provocando pérdidas significativas a los serbios. Potiorek atacó desde Bosnia, pero los serbios fueron capaces de detenerlo. Las fuerzas serbias pasaron a la contraofensiva con el apoyo de los montenegrinos que dieron paso a una maniobra elusiva con una invasión limitada de Bosnia. La armada austrohúngara tuvo que retroceder con duros combates durante cuatro días.

    A partir del 4 octubre a causa de las fuertes lluvias, que hicieron intransitables los pocos caminos existentes y engrosaron los ríos, cesaron las operaciones a gran escala y también en este frente comenzó la guerra de trincheras con ataques esporádicos de carácter local.

    En la tercera campaña, de octubre a diciembre de 1914, la ofensiva austro-húngara se reanudó con el arribo de refuerzos y se desarrolló con particular dureza en el altiplano de Valjevo del cual los serbios fueron expulsados solo el 6 de noviembre.

    La situación de Serbia pronto se hizo crítica tanto por la escasez de municiones como por la conducción de la guerra de trincheras para la que no estaban entrenados y en sus filas comenzaron las deserciones.

    Putnik decidió retroceder las tropas hasta la protección de Belgrado, reprimió duramente los amotinamientos, reclutó a todas las reservas y los nuevos reclutas y lanzó una contraofensiva desde el 3 de diciembre, sobre un frente largo de 120 kilómetros, posible ahora con el arribo de las municiones francesas a través de Tesalónica. Luego de intensos combates los serbios retomaron el control del altiplano de Valjevo y el curso superior del Kolubara. Potiorek el 9 de diciembre ordenó el repliegue general más allá del Drina y la Sava, que no se transformó en una catástrofe solo porque los caminos fangosos impidieron la persecución al ejército serbio. También el sector norte, cerca de Belgrado, menos afectado, fue finalmente reclamado y Belgrado fue evacuado el 15 de diciembre de 1914, poniendo fin al tercer intento de invasión de Serbia.

    Las pérdidas austriacas fueron muy pesadas ​​en hombres y en materiales; cerca 20 mil soldados de nacionalidad checa, serbia, croata, eslovena del multiétnico ejército austrohúngaro habían pasado por las filas de los ejércitos serbios victoriosos, tal vez contando con alguna ayuda para su independencia.

    La segunda campaña se llevó a cabo tal como en Leopoli (Lvov) en una gigantesca batalla en la que estaba en juego el destino de todo el imperio austrohúngaro, mientras 5 de sus armadas eran insensatamente comprometidas en Serbia.

    Los serbios carecían de los medios para obtener una brillante victoria; sólo en la batalla final de Kolubara perdieron 70.000 hombres entre los caídos y las enfermedades, otros 18.000 heridos y 15.000 prisioneros. En los primeros meses de 1915 en Serbia estallará una epidemia de tifus terribles con 300 mil muertes.

    Viena progresivamente retiró las tropas para destinarlas al frente de los Alpes Orientales justo en la apertura con Italia.

    Con la adhesión de Bulgaria a un lado de los imperios centrales a finales de 1915 será lanzada una nueva ofensiva contra Serbia, cuyo ejército debilitado y atacado por varios frentes, será definitivamente derrotado. El que se quedó en el medio, en pleno invierno, en tormentas de nieve y con escaso equipamiento, tenía que cruzar las montañas escarpadas para llegar a las orillas del Adriático, donde la flota de la Entente, principalmente italiana, recogió a los supervivientes llevándolos a Corfú donde serían empleados en Tesalónica en el frente de Macedonia.

     

    Historia del movimiento obreso estadounidense
    DEL DISCIPLINAMIENTO DE LOS SINDICATOS A LA PREPARACIÓN DE LA INTERVENCIÓN EN LA PRIMERA GUERRA MUNDIAL

    Los años que precedieron a la guerra, entonces el período bélico, que para los EE.UU. fue relativamente breve, vieron cumplirse un proceso ya iniciado con la primera administración de Wilson. Se cierne sobre el país la perspectiva de la guerra, que se preparaba de una manera abierta y explícita: se habla de la preparación. La burguesía norteamericana no tenía intención de dejar pasar la espléndida oportunidad de mostrar al mundo que estaría al mando en el resto del siglo, mostrando un potente aparato productivo, para hacer un gran negocio con los pedidos, para ajustar cuentas pendientes con la clase obrera.

    La creación del Departamento de Trabajo, encabezado por un ex bonzo sindical, hace visible a todos su línea política: El control centralizado de la conflictividad social, utilizando los sindicato de oficios y la AFL, ahora uncidos al carro de la burguesía, como correa de transmisión con la clase obrera. A cambio de la aceptación del esfuerzo bélico, algunas concesiones (la principal será la extensión de las 8 horas), pero también la persecución de las organizaciones sindicales y políticas que no se sometieron a arbitraje o que realizaban propaganda pacifista.

    Los sindicatos de la AFL se integraban cada vez más al aparato Estatal, y se insertaban con sus representantes en las altas posiciones en las diversas agencias instituidas para coordinar el esfuerzo bélico. Al hacerlo, perdían la confianza de los trabajadores, mientras que las luchas se intensifican. El estado recompensa a los sindicatos persiguiendo a los de la IWW, y cualquier lucha que se lleva a cabo fuera de los cánones previstos centralmente, por ejemplo, al negar las respuestas de los arbitrajes.

    No siempre los sindicatos vendidos logran controlar a la clase. En este caso, como una alternativa al despliegue de la fuerza represiva, se dan a veces algunas concesiones a los huelguistas, dada la gran demanda de trabajo para el esfuerzo productivo requerido por la guerra. Algunas empresas adoptan el paternalismo con la creación de sindicatos de empresa. La idea es tomada por el Estado, que favorece el nacimiento de los shop committees, incluso en pequeñas empresas, desvinculándose de cualquier sindicato (vendido o no) y en los cuales también participaban representantes de los patronos, en un espíritu que algunos años más tarde tomaría el nombre corporativismo.

    Pero trabajo hay mucho y trabajadores no tantos: la inmigración casi se ha detenido por la guerra, y la clase obrera tiene más fuerza para defenderse de los ataques patronales. La burguesía no puede prescindir de un ejército de reserva proletariado: aumenta el empleo de las mujeres, pero sobre impone una gran migración de negros del Sur, a menudo agricultores arruinados por las malas cosechas. Además los inmigrantes de Europa, que en las décadas anteriores habían sido la solución, ahora se habían convertido en un problema: ya no se utilizaban como mano de obra barata, si no como rompehuelgas, se hicieron combativos en el centro de las luchas en los grandes distritos industrial.

    Otro acontecimiento importante del período se refiere a la AFL y sindicatos afiliados, que se convirtieron en estructuras del sistema. Durante la guerra perdonó seguidores entre las masas, pero eran cada vez más los comprometidos con el gobierno en la gestión de las luchas y de la producción. La llamaban “cooperación”.

    Al mismo tiempo, especialmente desde finales de 1917, se intensificó la persecución de socialistas y del IWW, con las leyes que prohibían la expresión de opinión, y que demonizaban a aquellos que no eran patriotas (“ley de espionaje”, “ley de sindicalismo criminal”), ambas con la violencia financiada directamente por los capitalistas.

    Con la guerra se cumplió un ciclo de la clase obrera de Estados Unidos, que encontrará las dificultades de la postguerra para combatir con armas contundentes, con sindicatos enfrentados al poder burgués, con los embriones del partido reducidos a las mínimas condiciones, y sobre todo sin ser capaz de expresar un verdadero partido marxista.

     

    INFORME DE NUESTRA INTENSA ACTIVIDAD SINDICAL EN ITALIA

    El relataría sobre la actividad sindical del partido se concentró en sus tres frentes de trabajo en este campo en los primeros cinco meses del año en curso: la acción sindical en la Unión Sindical de Base (USB), en el SI Cobas y la conducta de la FIOM en la disputa por la renovación del contrato nacional de trabajadores metalmecánicos.

    En la USB

    La actividad de la Coordinadora de Afiliados a la USB por el Sindicato de Clase –a la que nuestros compañeros han prestado su apoyo práctico y de dirección, y de la cual informamos en números anteriores – ha ido disminuyendo progresivamente, por razones que exponemos aquí brevemente.

    A finales de enero, se ha consumado la escisión de la USB dirigida por dirigentes de Emilia Romagna, Veneto y Lombardía, que habían estado preparando durante al menos un año, y que llevó al nacimiento del Sindicato General de Base (SGB). Este nuevo pequeño sindicato también ha firmado un pacto federativo con la CUB.

    La coordinadora ha expresado un juicio negativo sobre esta escisión por estas razones:
         - Como fundamento de su oposición, los partidarios de la escisión plantearon sustancialmente la grave falta de democracia dentro del sindicato. Este es un problema real, pero para nada nuevo. Por ejemplo, el primer congreso de USB, en 2013, se llevó a cabo con un reglamento especialmente diseñado con el fin de impedir la presentación de documentos alternativos. Fue un congreso con una moción única. Una clara y muy grave incongruencia para un sindicato que se dice “de base”. Esto provocó la pérdida de parte mayoritaria de las federaciones de Varese, Legnano y Brescia, de una parte minoritaria de la milanesa, y la fallida participación en el congreso de tres coordinaciones nacionales ministeriales (Defensa, Infraestructura y Transporte, Patrimonio Cultural). Gran parte de los dirigentes promotores de la escisión, algunos de los cuales desde hace años han estado en la dirección nacional del sindicato, no tenían entonces nada que decir.
         - En lo que respecta a la adhesión de USB al Texto Unico de la Representación (TUR) – que provocó una reacción apreciable interna que condujo a la formación de la Coordinación por el Sindicato de Clase – casi todos estos dirigentes la compartieron y apoyaron.
         - Asamblea del 5 de diciembre de 2015 en Bolonia, organizada por los futuros promotores de la escisión para discutir los problemas por ellos denunciados, uno de nuestros compañeros intervino proponiendo presentar una discusión por una plataforma común con la Coordinadora, por la cual luchar en vista del segundo Congreso, basada en el retiro de la firma de la TUR y dirigido hacia la unidad de acción con el resto del sindicalismo de base. La propuesta no fue acogida afirmando que no había ninguna intención de establecer una corriente, sino fomentar una discusión interna del sindicato y encontrar una “síntesis” con la dirigencia.

    Nuestra intervención no fue dirigida a los dirigentes que presidían la asamblea – por décadas en el vértice de las organizaciones sindicales de base, con posiciones y métodos opuestos a los nuestros – sino un intento de escapar de ellos por parte de un nutrido grupo de delegados y militantes sindicales que habían adherido al llamamiento de la Coordinadora por el Sindicato de Clase, con el que se exigía el retiro de la firma de USB del TUR. Intento sustancialmente fallido, dado que casi todos los firmantes del llamamiento que hicieron referencia a las estructuras locales guiadas por los dirigentes escisionistas los siguieron en la nueva organización, mientras que compartían, algunos, nuestra denuncia respecto a su oportunismo.

    Luego de la escisión, la Coordinadora USB por el Sindicato de Clase publicó dos documentos, en fecha 6 de febrero. El primero, un artículo que explicaba la posición de la Coordinadora con respecto a la escisión, titulado: “Contra la escisión y el autoritarismo, dos caras del mismo oportunismo que destruye al sindicato”. El segundo llamamiento “Por un congreso extraordinario y realmente democrático”.

    Con este llamamiento se intentaba, por un lado verificar si la grave escisión había provocado una reacción dentro del sindicato favorable a una discusión sobre los puntos relevantes de la Coordinadora en sus documentos, por el otro para medir sus consecuencias. Ha resultado evidente cómo la escisión ha perjudicado al pequeño organismo la oposición interna, por la pérdida de la efectividad pasada con la nueva sigla sindical – y algunas con la CUB – y porque la reacción interna a la USB ha sido la de cerrar filas para salvar la organización en masa en peligro por la fractura organizativa – de los cuales de manera miope se culpaba solo a los filtrados – incluso por aquellos que se habían unido previamente a la llamada de la Coordinadora por el retiro de la adhesión al TUR y que ahora prefirieron no apoyar la exigencia de un congreso extraordinario.

    En vista de la huelga general del 18 de marzo, proclamada por la CUB, SI Cobas, USI y SGB, a la que USB no adhirió, el 19 de febrero la Coordinadora publicó un documento titulado “Nos adherimos y apoyamos la huelga general”, que hizo hincapié en la necesidad de seguir la directiva práctica de la unidad de acción de los trabajadores. El 2 de marzo, en la preparación para la huelga, uno de nuestros compañeros intervino en nombre de la Coordinadora para una iniciativa unitaria para el Hospital San Martino de Génova promovido por la CUB, del SI Cobas y de la Coordinadora misma. A la huelga del 18 de marzo adhirieron al interior de USB: el grupo de fábrica FIAT FCA de Termoli, el de la Fundación S. Maugeri de Varese, un grupo de tranviarios de la ANM de Nápoles ya salió del sindicato, pero manteniéndose en contacto con la coordinadora y otros militantes dispersos.

    El domingo 3 de abril tuvo lugar en Milán una denominada Asamblea Nacional de los inscritos USB. En realidad se trató de una conferencia, preparada en detalle, con varias intervenciones predeterminadas, organizada para dar una prueba de fuerza del sindicato en una de las ciudades más afectadas por la escisión. Para la asamblea se preparó un discurso en nombre de la Coordinadora, que habría debido leer nuestro compañero – cosa que naturalmente no se le permitió – y que fue publicado en la página de facebook de la Coordinadora.

    La ratificación de la adhesión al TUR, la escisión de febrero, la caída en el vacío del llamamiento por un congreso extraordinario fueron todos factores que debilitaron a la Coordinadora, conduciendo finalmente a algunos de sus miembros más activos a la decisión de salir de la USB para adherir al SI Cobas. Esta decisión (formalizada en junio, después de la Reunión General sobre la cual se expuso en ese informe), no fue compartida por nuestros compañeros, por razones que expondremos más adelante.

    En el SI COBAS

    Una semana después de nuestra anterior Reunión General, en Parma, participamos en la misma ciudad, el sábado 30 de enero, en la manifestación nacional del SI Cobas – exitosa – en apoyo a la lucha contra la Bormioli di Fidenza, distribuyendo un volante especialmente redactado y traducido en francés y español, titulado “Contra el frente único antiobrero del Estado burgués, los patronos y los sindicatos del régimen - Por la unidad de la lucha de los trabajadores - Por el sindicato de clase”.

    A continuación, participamos en la asamblea preparatoria y la primera huelga en el interpuerto de Tortona, también con éxito, el 9 de febrero.

    El 18 de marzo intervinimos, con un volante titulado “Por la lucha unitaria e internacional de la clase obrera contra el régimen del capital”, en la huelga general proclamada por la CUB, SI Cobas USI y SGB, en piquetes en la madrugada en el interpuerto de Tortona, en la manifestación matutina en Milán, muy bien dirigida, y esa tarde en Bolonia, también satisfactoria.

    Los días siguientes un dirigente nacional y un funcionario de Milán, ambos importantes por el trabajo realizado en la organización, fueron expulsados del sindicato. Las razones organizativas e ideológicas argumentadas por las dos partes fueron expuestas a los compañeros. El procedimiento de expulsión nos pareció precipitado y perjudicial para la fuerza del sindicato y del movimiento. No es menos grave, por parte de los expulsados, haber emprendido la vía de la escisión, con la constitución de una nueva pequeña organización, en lugar de luchar por la readmisión en el sindicato y por su integridad, con lo que avalaron las acusaciones que se les hicieron. Después de darse este enfrentamiento, de ambas partes, una impronta personalista y una solución escisionista parece volver de nuevo en el marco de la inmadurez tardía de los sindicatos de base, de su incapacidad para crecer, para hacer frente a las dificultades en lugar de ocultarse bajo el histerismo sectario.

    Las consecuencias lamentablemente ya se han manifestado en las movilizaciones milanesas del Primero de Mayo, donde participamos difundiendo nuestro documento, y el 4 de junio, en solidaridad con el movimiento de protesta en Francia, que marcó un retroceso respecto a la huelga del 18 de marzo, y también en la lucha en el interpuerto de Tortona, que volvieron parcialmente a perder la continuidad en las actividades sindicales diarias y en el apoyo a los piquetes en las huelgas posteriores.

    Con los metalmecánicos

    Intervinimos en la huelga general de trabajadores metalmecánicos del miércoles 20 de abril proclamada por FIOM, FIM y UILM, con un volante titulado “Por la recuperación de una verdadera lucha contra los patronos. Por el renacimiento de un sindicato de clase que unifique las luchas de los trabajadores. Fuera y en contra del sindicalismo colaboracionista”. La huelga fue convocada en apoyo de la disputa por la renovación del contrato nacional. Se trató de una acción unitaria de los tres sindicatos del régimen en esta importante categoría que parece venir a cerrar un ciclo de ocho años marcado por dos renovaciones de contratos “separados”, o sea firmados sólo por la FIM y UILM y no por la FIOM.

    Esta renovada unidad sindical marca, aparentemente, una debacle para la FIOM, que abandona las posiciones sostenidas en los últimos ocho años, reconociendo de hecho los contratos separados anteriores, así como la condición de los trabajadores FCA-FIAT, sujetos a un contrato diferente del metalmecánico. Pero la derrota es de los trabajadores no de la FIOM la cual toma de buen grado la finalidad previamente anunciada a cambio del verdadero objetivo, que es volver a entrar al juego de una concertación remodelada, reducida pero siempre fundamental para la paz social, en defensa de las ganancias de los empresarios.

    De este ciclo de ocho años de la acción de la FIOM habíamos informó en detalle en un largo artículo anterior de nuestra prensa en italiano. 

      

    RECUENTO DEL TRABAJO DE LA SECCIÓN VENEZOLANA

    Se pasó revista al trabajo realizado en Venezuela donde se ha impulsado la unidad de acción de la lucha sindical entre trabajadores de Morón y Puerto Cabello y entre trabajadores tribunalicios (todos en el estado Carabobo, que es el de mayor actividad industrial). Sigue siendo dominante en la región el sindicalismo patronal y desmovilizador de los trabajadores.

     

    LA TEORIZACIÓN DEL CONCEPTO Y DE LA NECESIDAD DE LA DICTADURA REVOLUCIONARIA ANTES DE MARX: BABEUF

    François-Noel Babeuf nació en 1760 en Piccardia. En 1785 ejerce la actividad de agrimensor, dándose bien pronto cuenta de la explotación de los campesinos por la aristocracia de la tierra. En 1786 se inclina por la ventaja del rendimiento de la tierra en la gestión colectiva. Estamos todavía en el ámbito del comunismo utópico, pero al que ya criticaba por dejar “un vacío de los medios”. Es seguidor de Mably, Morelly y Rousseau. Del ginebrino Babeuf no acepta el pesimismo y cree en el progreso, como los enciclopedistas, piensa que la difusión del conocimiento conducirá a la emancipación del género humano. Otra diferencia con Rousseau es que se declara materialista y ateo, y en el año II rechaza el culto al Ser Supremo.

    Babeuf arriba a París poco después de la toma de la Bastilla, fue encarcelado por las posiciones sostenidas, siendo liberado en 1790 por la intervención de Marat. Se declara partidario de la Ley Agraria, es decir de la división y partición de la tierra. De nuevo es arrestado en 1793, luego liberado en diciembre de ese año. Luego arrestado en la represión de los sans-culottes de germinal del año II, junto con los hebertistas, y liberado 10 días antes del 9 de Thermidor.

    En 1791 considera, erróneamente, a Robespierre un comunista y, por tanto, cercano a sus posiciones, aunque criticándolo cuando le pareció que se conformaba con la mera igualdad política: las diferencias entre los dos, que fueron percibidas como leves por los propios protagonistas, eran debidas a las diferencias de clase.

    Después del 9 de thermidor, Babeuf funda “Le Journal de le liberté de la presse”, que se convierte en “Le Tribun du Peuple”. En los primeros escritos se pronuncia también, junto con los termidorianos, contra la dictadura de Robespierre. Esto porque los Comités habían destruido el poder de las Secciones parisinas reprimiendo duramente a los sans-culottes, y él, no siendo hebertista, había estado en la cárcel junto con hebertistas y Cordeliers: compartiendo el punto de vista de los sans-culottes de los cuales, en ese momento, andaba a remolque.

    En octubre de 1794 Babeuf comienza a realizar el papel de los termidorianos contra la guía de la revolución de Robespierre; del resto ya en años anteriores se había pronunciado a favor de la dictadura, Marat, luego a Robespierre, luego a Chaumette.

    A finales de octubre termina en la cárcel y sale el 18 de diciembre de 1794. Babeuf en este momento, e incluso durante los acontecimientos de germinal y pradial en 1795, parece compartir la política de los sans-culottes: que apunta al apoyo de los diputados de la Convención y al levantamiento espontáneo de las masas populares.

    El comunismo de Babeuf se basaba en una reivindicación de la ley de la naturaleza: no podemos esperar de él el concepto de la necesidad histórica en la afirmación de nuevas relaciones de producción y entre las clases sociales.

    En febrero de 1796 Babeuf en una carta defiende firmemente a Robespierre, Saint-Just y la dictadura revolucionaria ejercida por el Comité de Salud Pública: “No voy a discutir si Hébert y Chaumette fueron inocentes. Incluso si lo fueran, justifico sin embargo a Robespierre (...) La salvación de 25 millones de hombres no debe ser intercambiada con respecto a las confrontaciones por algún error del individuo (...) Villanos, o imbéciles, o presuntuosos y ambiciosos, es lo mismo, tanto peor para ellos”.

    El Club de los Jacobinos se cerró el 19 de noviembre de 1794, y la medida fue vista con buenos ojos por Babeuf. Según Buonarroti, durante los acontecimientos de germinal y pradial Babeuf, con otros prisioneros, trataría de dar una dirección a la insurrección.

    El 26 de octubre 1795, el poder en Francia es asumido por el Directorio, compuesto por 5 miembros. En diciembre se fundó el Club del Panteón por republicanos anti-termidorianos, entre ellos Babeuf. El 24 de febrero de 1796 el Directorio decreta la disolución del Club del Panteón, realizado por el joven general Bonaparte, ya jacobino y robespierrista.

    Los revolucionarios encarcelados juntos después de thermidor y en particular en 1795 fueron los jefes de la “Conspiración por la igualdad de Babeuf”, como titula el célebre texto de Filippo Buonarroti, impreso sólo en 1828. Después de la disolución del Club del Panteón, fuertemente influenciado por el igualitarismo, pensando que era el momento de actuar y de crear una organización insurreccional clandestina, cuyos objetivos eran la Constitución de 1793 en lo inmediato, y el comunismo como meta final.

    Escribe el historiador Dommanget: “Todos los pequeños comités repartidos por la capital (...) tuvieron que desaparecer, para dar paso a una única estructura centralizada. Fueron Babeuf y sus compañeros que tenía que convencer a los demócratas de la necesidad de tal forma de reagrupamiento”. El 10 germinal es instituido este “Directorio secreto ejecutivo de salud pública”. Escribe el historiador Mazauric: “La institución del “Directorio secreto Insurreccional” (...) fue de hecho la primera afirmación en la historia de un partido organizado y disciplinado”.

    Tal partido en la centralización de la dirección se inspiraba en el “dictador” del cual hablaba Marat, así como la experiencia del Comité de Salud Pública de Robespierre y Saint-Just, y en el intento de influenciar en la plebe sanculotte reanudó la reciente tradición de las secciones.

    La novedad radica en el hecho de que tal partido, además de dirigir la insurgencia, se preparaba para ejercer una dictadura revolucionaria temporal, necesaria con el fin de la coerción y de la educación de las masas plebeyas, dictadura de la cual no era posible determinar de antemano la duración y que conduciría, finalmente, a la instauración de la sociedad comunista.

     

     

     

     

     

     

    REUNIÓN DEL PARTIDO EN VENEZUELA

    Los días 6 y 7 de agosto fueron empleados por nuestra militancia en Venezuela para reunirse. El centro del trabajo colectivo fue la lectura y revisión de los artículos preparados para ser incluidos, previa revisión del centro del partido, en el número 7 de nuestra prensa en español.