El Partido Comunista Internacional
el Partido Comunista Internacional N. 45 - Antprima
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Actualizado el 16 junio de 2025
organo de partido
Lo que distingue a nuestro partido: – la línea de Marx a Lenin a la fundación de la III Internacional y del Partido Comunista de Italia a Livorno 1921, a la lucha de la Izquierda Comunista Italiana contra la degeneración de Moscú, al rechazo de los Frentes Populares y de los bloques partisanos
 – La dura obra de restauración de la doctrina y del órgano revolucionario, en contacto con la clase obrera, fuera del politiqueo personal y electorero
Contenido:

 
–  Israel-Irán: Pruebas de Guerra Mundial






Israel-Irán
Pruebas de guerra mundial

El gobierno israelí ha justificado el ataque a Irán para impedir que se dote del arma nuclear. ¿Una guerra defensiva, entonces?

Pero el teatro de la guerra y sus causas no se encuentran ni en Irán ni en Israel, ni siquiera en todo el Medio Oriente. Es que la crisis irreversible del capitalismo mundial, en su fase terminal, necesita la guerra para su supervivencia. El ataque del Estado de Israel contra Irán es solo un primer experimento y anticipación, al igual que la masacre de Gaza.

Es cierto, todos los capitalismos, todos los Estados, se deben hoy defenderse. Deben defenderse de la crisis económica y financiera, de la competencia en los mercados, del rearme frenético de sus rivales. Pero más que nada, deben defenderse, en el plano histórico general, de su gran enemigo común: la clase obrera internacional. Esa clase, hoy casi invisible, pero que es portadora del Comunismo, de la Revolución.

Hoy no es consciente de ello, si no en su partido que custodia su determinado futuro.

* * *

Pero el gobierno israelí, como todos los demás en el mundo, defiende al Capital, no a su pueblo. Netanyahu lo inmola y lo entrega a las órdenes de los capitalistas de Wall Street.

Esto sirve para provocar el colapso del régimen de los ayatolás, para sustituirlo por otro, más acorde a los intereses de Washington, en su lucha a muerte con el imperialismo rival chino: cortar sus rutas petroleras y en Asia Central.

Este proyecto, por otra parte, genera gran aprensión en otros Estados de la región, especialmente en las monarquías del Golfo, que temen un vacío de poder que es imposible pronosticar cómo podrá ser llenado.

El derrocamiento del régimen de Saddam Hussein en Irak fue un ejemplo de esta política que siembra caos y destrucción, con efectos devastadores para las poblaciones, pero también para los Estados. La caída del régimen iraquí, impuesta por Estados Unidos, derribó un Estado que contrastaba el expansionismo de Irán hacia el Mediterráneo, y ciertamente no favoreció a Israel. Han sido necesarios veinte años de guerras continuas y masacres para destruir Siria, Líbano, Gaza, Cisjordania. ¡Y de qué manera!

La guerra preventiva de Israel, que además posee la bomba atómica y nunca ha permitido inspecciones en sus centrales, ha sido aprobada por todos los países occidentales, los mismos que han condenado el ataque de Rusia en Ucrania, la cual también lo ha justificado como defensivo contra la expansión hacia el Este de la OTAN.

El derecho internacional es solo un engaño y una ilusión. Los imperialismos ya no se confrontan más que en el plano de la fuerza desplegada, del rearme, de la guerra.

Nosotros los comunistas no tomamos partido ni por Israel ni por Irán, ni por ninguno de los frentes mundiales del imperialismo, igualmente feroces, militaristas, anti-obreros y anticomunistas.

El proletariado iraní no tiene motivos para solidarizarse con quienes lo explotan y lo oprimen, sufriendo desde hace décadas la opresión despiadada de un régimen burgués que asesina y encarcela a los líderes obreros más valientes, que ha enviado a millones de jóvenes proletarios a morir al frente en la guerra contra Irak.

En esta situación, el proletariado iraní debe asumir una posición anti-capitalista, en su independencia política de todo partido de la burguesía, tanto del gobierno como de la oposición: ninguna inclinación hacia alternativas democráticas, laicas o incluso monárquicas al régimen de los sacerdotes.

En todos los países, hay que reforzar las organizaciones de defensa económica de la clase obrera, incorporar al proletariado femenino en la lucha por la emancipación de los trabajadores, rechazar todo llamado a la solidaridad nacional, religiosa o étnica con las clases patronales.

Solo la reconstitución del Partido comunista revolucionario y la búsqueda de la revolución comunista internacional podrán poner fin a la explotación, la violencia y la guerra.